Cuna de tres congregaciones religiosas misioneras
8 de septiembre de 1875
8 de diciembre de 1889
8 de diciembre de 1896
¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

Con este grito de vida, el Domingo de Pascua rompe el silencio del dolor. La piedra ha sido removida, el sepulcro está vacío y lo imposible se ha hecho real. Jesús ha resucitado, y con Él llega una nueva esperanza para todos nosotros. Después de la cruz, la luz. Después del miedo, la paz. La resurrección no es solo un acontecimiento del pasado, sino una promesa viva para cada corazón.
Celebrar la Pascua es reconocer que la vida siempre vence, incluso cuando todo parece oscuro. Es tener fe en que hay nuevos comienzos, que Dios transforma las lágrimas en alegría, y que ningún final es definitivo cuando Él está presente. La Pascua es una invitación a dejar atrás lo que nos pesa y renacer con Cristo a una vida más ligera, más plena y más verdadera.
Que nuestros corazones se abran a la alegría del Resucitado en este día santo. Que la esperanza vuelva a florecer en nosotros y seamos signos de nueva vida dondequiera que vayamos.
¡No está aquí! Ha resucitado, tal como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba. (Mateo 28,6)
Felices Pascuas del Equipo Editorial Vivat Deus



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