Bendigan al Señor, evangelizadores de toda la tierra,
bendíganlo, ustedes que edifican la Iglesia en todos los ángulos de la tierra,
bendíganlo con Cristo, primer enviado del Padre,
bendíganlo con María, la madre de las misiones.

Que lo bendigan todos los catecúmenos,
que lo bendigan todos los hermanos
que están en el camino de la conversión,
que lo bendigan los catequistas de todas las comunidades nacientes,
que lo bendigan, con la entrega y la experiencia de fe.

Que lo bendigan todos los obreros del Evangelio,
por los largos caminos del desierto,
y las aldeas más desconocidas,
cuando construyen una casa donde se encuentre el Señor,
cuando invitan a las diferentes culturas a recibir a Cristo.

Que lo bendigan los hermanos del voluntariado laico,
los religiosos presentes en las fronteras de las misiones;
que lo bendigan cuantos cruzan toda frontera para ampliar el Reino de Dios.

Que lo bendigan las Iglesias de Europa,
ricas de historia que anhela unidad.
las Iglesias de América del Norte,
emprendedoras y atentas a las necesidades de los más pobres,
que lo bendigan las Iglesias del Asia inmensa,
en profundidad, paciencia y hermanos.

Que lo bendigan las Iglesias del África,
pobres y alegres, apasionadas y comunitarias.
Las Iglesias vivas de América Latina,
ricas de Mártires y ansiosas de justicia.
Que lo bendigan las Iglesias de Oceanía,
bellas y pacíficas.

Que lo bendigan los animadores y las animadoras
de los equipos misioneros y de las comunidades cristianas,
los niños sencillos y generosos,
los jóvenes comprometidos en los movimientos de solidaridad universal.

Que lo bendigan los centros misioneros diocesanos,
todos los miembros de institutos misioneros,
los pastores con todo el pueblo.

Que lo bendigan los estudiosos atentos al progreso de la evangelización
y los docentes con todos los aspirantes al sacerdocio misionero.

Que lo bendigan los que cuidan a los enfermos de los países más pobres y lejanos y los enfermos capaces de ofrecer su sufrimiento para la venida del Reino.

Bendigan al Señor los sacerdotes que ofrecen el Pan, el Vino y la Palabra,
que lo bendigan los contemplativos y contemplativas de todo el mundo,
con todos los llamados a construir el Cuerpo del Señor en la caridad y la paz.

Bendigamos al Padre al Hijo y al Espíritu Santo, con todos los pueblos por los siglos de los siglos AMÉN.