Jesús, viniste a nuestro mundo para revelarnos al padre,
Padre Tuyo y Padre nuestro.
Viniste a enseñarnos a amarnos los unos a los otros.
Danos el Espíritu Santo, según tu promesa,
para que nos haga instrumentos de paz y unidad,
en este mundo de guerra y división.

Jesús, nos has llamado a seguirte en una comunidad de Fe y Luz.
Queremos decir “Sí.
Queremos vivir una alianza de amor en esta gran familia
que nos has dado,
donde podemos compartir nuestros sufrimientos y dificultades,
nuestras alegrías y nuestras esperanzas.

Enséñanos a aceptar nuestras heridas, nuestras debilidades,
para que tu poder se manifieste.
Enséñanos a encontrarte en todos nuestros hermanos y hermanas,
especialmente en los más débiles.
Enséñanos a seguirte por los caminos del Evangelio.

Jesús, nos encomendamos a María, tu Madre.
Ella fue la primera en darte la bienvenida.
Ayúdanos a acogerte en nuestros corazones y en nuestras comunidades.
Ayúdanos a estar fielmente presentes con ella,
al pie de la Cruz, cerca de los crucificados de este mundo.
Ayúdanos a vivir como ella, tu Resurrección.
AMÉN.