Autor: Emilio Mazariego
Compilación p. Luis Liberti SVD
Libro de Oraciones: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, p.195-196
Qué bueno es, Señor, sentirse acompañados como hermanos.
Qué maravilloso es vivir en comunidad.
Tú nos quieres Señor Jesús, miembros de un mismo grupo,
Nos quieres sentados alrededor de tu Palabra y de tu pan.
Tú nos has reunido con la fuerza de tu espíritu de Amor.
Tú eres el centro y la fuerza de nuestras vidas.
El amor, Señor Jesús,
es como la Luz que abre camino en la noche.
Es como la lluvia temprana sobre el prado.
El amor es como darse sin miedo al derroche.
Tú nos dijiste, Señor Jesús, que nadie tiene Amor más fuerte,
Aquel que de verdad da la Vida por el Amigo.
Danos saber buscar la fecundidad en nuestras relaciones, y
Que muramos, como muere para ser fecundo, el grano de trigo.
Qué bueno, Señor Jesús,
tenerte a ti como el centro de nuestra comunidad.
Tu nos diste una ley y tu ley es para
corazones que saben amar sin pedir nada a cambio.
Tú nos diste un mandamiento nuevo para corazones nuevos,
El Amor, Señor Jesús,
es libre como gaviota al viento como el fuego crepitante en la hoguera;
es flexible como la arcilla en nuestras manos;
El Amor es fiel como la madre que no cesa de darse entera.
Tú hiciste comunidad, Señor Jesús, en la cruz alzada en alto.
Tú nos amaste hasta el extremo de dar tu vida sin medida,
Tú nos hiciste de nuevo, en la casa de Dios, Hijos.
El Amor, Señor Jesús, es como la rosa nacida en primavera.
Y es como la mirada limpia y transparente de un niño,
el amor es como la pureza y claridad de las estrellas, y
es como el canto de un pajarillo en la mañana.
Tú llamaste a los doce a juntarse como amigos a tu lado,
Y les diste como norma el servicio y compartir,
Les diste el reto de olvidarse cada cual de sí mismo.
Les desafiaste a ocupar el último lugar como norma en el vivir.
Gloria al Padre….