- Consagración a María
- «Ahí tienes a tu madre» (Juan 19, 27) Fue Jesús, Virgen María quien desde la cruz nos quiso entregar a ti, no para atenuar sino para confirmar su papel exclusivo de Salvador del mundo...
Te pedimos, Señor, lo más precioso:
que no nos creamos más importantes,
y tengamos un lugar en nuestro corazón
para nuestros hermanos y para Ti.
Te pedimos, Señor, lo más decisivo:
que no nos pongamos a nosotros mismos
en el centro de nuestro corazón;
que sepamos buscarte a ti en los hermanos.
Te pedimos que no andemos llenos
de nosotros mismos, ni que nuestros ideales y proyectos, nos impiden reconocer los rostros del hermano que sepamos escuchar sus llamadas.
Dios y Padre nuestro, te alabamos por Jesús, que vivió
sencillo y humilde de corazón,
porque escondiste tu salvación a los entendidos
y la revelaste a los sencillos;
Danos, Señor, el gusto de ser hermanos de todos,
el gusto de vivir una vida compartida,
que sepamos dar gratuitamente lo que gratuitamente hemos recibido.
Danos la capacidad de ver la riqueza escondida de la gente
que vive a nuestro lado, y la pobreza para dar sin esperar nada a cambio.
Que, libres de ambiciones, abracemos al mundo
y nos entreguemos sencillamente a la tarea encomendada
siguiéndote por los caminos del bien y
anunciando tu Evangelio de Amor.
AMÉN
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