Hay muchas maneras y formas de evangelizar. La música es uno de los recursos más eficaces para la evangelización. A través de los medios de comunicación la música entra en nuestros hogares, anima nuestros ambientes, públicos y privados. En momentos especiales como: nacimiento, eucaristía, confirmación, matrimonio y funerales, la música está siempre presente, ya sea para dar la bienvenida o para despedir a alguien. Por lo tanto, un compositor tiene una gran responsabilidad cuando escribe una canción. Entiendo que no escribe para sí mismo, sino para los demás.

La experiencia que tengo con la música es significativa, con un valor especial para mí como persona y como consagrada. Desde pequeña, oía a menudo a mis padres cantar libremente canciones religiosas y también antiguas canciones campestres y populares. Mi padre tocaba un instrumento musical. Confieso que este tipo de música nunca me atrajo mucho, pero nunca dejé de escucharla y disfrutarla. El gusto por la música lo aprendí de mis padres, sobre todo de mi padre, que nos despertaba por la mañana con música de la radio. Esto me llevó a tener preferencia por escuchar la radio, en lugar de quedarme frente al televisor. Desde mi infancia, siempre soñé con poder cantar ante el público, con un micrófono en la mano, con otras personas o individualmente.

¿Pero es posible, aunque mi voz no sea la mejor?

Los milagros ocurren. Durante el período de formación inicial en la Vida Consagrada participé en un Concurso Misionero organizado por las Provincias SSpS de Brasil Norte y Sur. Con motivo de la beatificación de Madre Josefa, las dos provincias brasileñas se organizaron para grabar un CD misionero para celebrar esta gran fiesta, tan significativa para nuestra Congregación.  Las canciones tenían que ser de su propia autoría. Participé en el concurso con tres composiciones. Para mi sorpresa y alegría, mis composiciones fueron seleccionadas e incluidas en el CD.

La oportunidad apareció precisamente cuando participé en un evento religioso en la ciudad de Ponta Grossa con una canción vocacional propia. En este encuentro, los laicos y las hermanas presentes me animaron a seguir escribiendo y grabando mis canciones, como una forma de contribuir a la Congregación y dar a conocer el Carisma Misionero y la Espiritualidad Trinitaria de las Hermanas SSpS a través de los medios de comunicación. No soy una experta en música (no sé leer, ni escribir partituras, y mucho menos tocar varios instrumentos, sólo la guitarra), pero si tuviera que escribir una obra completa, sería muy fácil. Es inexplicable porque los dones naturales no se pueden explicar.

Desde entonces nunca dejé de escribir porque estaba segura de que era un milagro de la Madre Josefa y comprendí que Dios me daba un don para ponerlo al servicio de la Misión y del Reino. Aprovecho cualquier oportunidad y ocasión para escribir, la inspiración no depende de mí, sino del contexto, de la realidad o del acontecimiento que se produzca. El único obstáculo es el tiempo. Muchas veces me viene una idea a la cabeza, pero dependiendo de lo que esté haciendo en ese momento, no puedo parar, y así las ideas se pierden por el camino. De todos modos, sigo cantando porque siento que tengo una misión única: cantar y ser feliz. Los fines de semana, cuando hay más tranquilidad y tengo tiempo, me dedico a cantar y bailar de forma libre y creativa. Para mí ambas cosas están interconectadas.

Como está escrito en el libro del Eclesiastés 3, 1-8: “Hay un tiempo para todo”: hoy tengo dos CDs grabados. El primero: O ENCONTRO, sólo en portugués. El segundo: DEUS CUIDA DE MIM, grabado en portugués y español. Comencé a componer cuando aún estaba en Brasil, y continué después como misionera en España.

Mi agradecimiento a Dios en primer lugar, a María, mi principal fuente de inspiración, a mis padres y familia por su apoyo y aprecio, y especialmente a la Provincia Brasil-Sul, por las ediciones de los CDs y el reconocimiento de mi trabajo. Que siga llevando la Palabra de Dios a todas las personas, países y continentes donde estamos presentes. Y que también contribuya a que el Dios Trino sea cada vez más conocido, amado y glorificado a través de mis composiciones.

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La Hermana Gerci Lopes de Souza, Sierva Misionera del Espíritu Santo, es educadora licenciada en Educación Infantil y Orientación Educativa. En 2008 se fue como misionera a España, donde trabajó en la animación misionera con jóvenes y adultos, y como experta en educación infantil. Regresó a Brasil y sigue trabajando en la educación.