“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). Esta exhortación básica del Señor causó un impacto y una comprensión más profundos en la vida del P. Arnoldo Janssen. Testimonio de ello son los 27 retiros sobre la Cruz que predicó. Sabemos que Arnoldo rezaba diariamente el Vía Crucis. Estos elementos nos iluminan la razón por la que había incorporado la cruz en los logotipos de nuestras tres congregaciones.

¿Por qué el P. Arnoldo había optado por imponer la cruz misional a los misioneros que iban al extranjero? ¿Por qué para la ceremonia de envío no eligió otro elemento, como, por ejemplo, la Biblia? Para los primeros evangelizadores la Palabra de Dios también tiene mucho significado y utilidad.

La cruz misional debía recordar al misionero cómo cumplir la misión mediante:
1. La predicación del Amor Crucificado.
2. Una constante y diligente meditación sobre su misterio.
3. La imitación de este misterio.

La vida misionera es, en efecto, un compartir de la vida del Cristo Crucificado con palabras y obras. El P. Arnoldo tuvo que enfrentarse a muchas dificultades propias, como confesó: la obra de Dios exige sacrificios, y Dios y las almas merecen que los hagamos (Cf. Fischer, Vida de AJ, 482).

Para el P. Arnoldo, los misioneros son del Señor Crucificado. El P. Janssen destacó varios aspectos de la espiritualidad de la misión en sus conferencias a los misioneros salientes antes de la ceremonia de entrega de la Cruz misional y de la partida para las misiones. Hasta la muerte del Fundador, 730 miembros de la Familia Arnoldina recibieron la cruz misionera (Vol. II: 87). La cruz y su misterio es nuestro corazón y nuestra alma.

Para los hijos e hijas espirituales de Arnoldo no hay otra manera de ser seguidor de Cristo y de la vida cristiana que asumir nuestras cruces. Esa fue la comprensión fundamental y la realización del misterio de Pascual en la vida de Joseph Freinademetz en China -su país de misión- y en la vida de otros misioneros y misioneras en sus respectivos lugares. En otras palabras, la Cruz y Jesús Crucificado les daban fuerza y gracia en los momentos de las persecuciones que habían sufrido. Así, la cruz misional que habían recibido no era para ellos un mero símbolo religioso externo. Era una fuente que en todo momento les llenaba de gracia y de fuerza, especialmente en los tiempos de desolación, incomprensión y otras adversidades.

El P. Arnoldo tenía una profunda intuición de que la Santa Cruz es fuente de bendición y conduce a la salvación integral. Prestemos atención a que el que va a recibir el bautismo es recibido formalmente por el celebrante en nombre de la comunidad mediante el rito en el que el nuevo bautizado es señalado con el símbolo de la cruz en la frente. Eso se debe al hecho que en el centro de la vida cristiana está la cruz.

Casi todos los templos parroquiales y otros institutos cristianos llevan siempre la cruz colocada en los techos, en las capillas, en los oratorios o también en otros lugares. Vemos las cruces también en las habitaciones de conventos, seminarios, monasterios, casas de retiro, etc. ¿Hubo algún instituto cristiano antiguo sin una cruz?

El libro de Los Hechos de los Apóstoles (2, 22-23) narra que sin derramamiento de sangre no hay salvación. Jesús es el cordero de Dios (Jn 1, 29). Quizá es un aspecto que muchos no comprenden, como en su tiempo no lo comprendían los discípulos de Jesús. La muerte de Jesús en la cruz fue la realización del plan preordenado de Dios para redimir a todos los pecadores. Por eso rezamos, tres veces durante la celebración de la santa Eucaristía “Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, ten piedad de nosotros”. El sacrificio en la cruz nos invita a comprender el aspecto de la vida sacrificial en el seguimiento de Jesús. No hay rosas sin espinas ¿verdad? Esto es el sacrificio.

A medida que avanzamos en el mundo se hace imprescindible una actualización de símbolos y de contenidos. Por eso es comprensible la adaptación de los símbolos en el marco de la inculturación. Pero no podemos sustituir la Cruz en nuestra vida y en nuestros lugares físicos. Quizás una de las razones de nuestro fracaso de la vida cristiana y misionera se deban a la falta de la comprensión de la cruz (misional) en nuestra vida. Podemos hacer varias acciones nobles en nombre de la Iglesia y del carisma arnoldino, pero no podemos ignorar lo que la Crucifijo significó para Arnoldo.

Te adoramos y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al Mundo.

¡Bendita fiesta de la exaltación de la Cruz!

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Saju George Aruvelil, SVD es de la India. Es uno de los primeros OTPs que ha ido a Argentina. También allí terminó sus estudios teológicos para el sacerdocio. Luego comenzó su servicio en el área de la educación en nuestras instituciones SVD. Licenciado en Espiritualidad por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid. También tiene un doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, Buenos Aires. También ayuda en la formación de laicos y candidatos religiosos. Da retiros y dirige talleres de espiritualidad y de liderazgo, seminarios, etc. Tiene un programa de radio y escribe en un periódico local. Actualmente es un promotor del Movimiento Laudato Si para el cuidado de la Tierra, junto con sus actividades de pastoral parroquial.