Encontrándonos con la Palabra de Dios

En su carta Apostólica en forma Motu Proprio, «Aperuit Illis», el Papa Francisco pide que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté especialmente dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Es su intención y deseo de «hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esa riqueza inagotable».

La siguiente oración a la Palabra de Dios es una ayuda en nuestra reflexión sobre el valor y la importancia de la Palabra de Dios en nuestras vidas.

ENCONTRANDONOS CON LA PALABRA DE DIOS

© Leszek Wilman SVD

Ayúdanos a encontrar el camino, Buen Padre, acércanos a tu Espíritu de Vida, que cambia el corazón y es capaz de cambiar desde dentro.

Enséñanos a discernir tu voluntad de tu Palabra; para descubrir tu plan de vida, para encontrar el tesoro escondido, por lo que vale la pena dejarlo todo y poner la vida en movimiento.

Que cada encuentro con tu Palabra sea un encuentro profundo con tu presencia viva.

Que la lectura de cada texto bíblico sea el eco donde resuena tu voz, invitándonos a seguirte, llamándonos a la conversión, anunciando una nueva vida, para todos aquellos que quieran seguir tus pasos y vivir según tu voluntad.

Señor, danos una mirada crítica para que seamos capaces de descubrir en los acontecimientos que vivimos las huellas de tu Reino.

Enséñanos a vivir en comunidad para que aprendamos juntos a encontrarte en la Biblia y en la vida, en el Evangelio y en la gente, en la Palabra y en nuestra historia.

Que tu Palabra nos convierta, Señor, y nos renueve.

Que cambie nuestra mirada, que nos anime a dar el paso que nos hará fuertes en nuestra fe y valientes en nuestro testimonio.

Que prediquemos y proclamemos tu Palabra con nuestro ejemplo diario de vida.

Que busquemos sus opciones, que nos adaptemos a sus preferencias, que acompañemos a sus elegidos.

Padre, danos un corazón nuevo, un corazón como el tuyo, lleno de compasión y fidelidad, lento para la ira y rico en misericordia y justicia.

Que construyamos comunidades bíblicas, verdaderas semillas del nuevo mundo; Escuelas donde aprendemos los caminos que conducen a Dios, las ventanas que dan paso al Espíritu, espejos donde encontrar el reflejo de tu voluntad y tu presencia para todos.

Conviértenos, Padre, para que nuestro encuentro diario con tu Palabra se convierta en el crisol que purifica nuestra imagen de Dios para encontrarnos y sorprendernos con la verdadera, que nunca terminamos de conocer.

Danos sed de tu Palabra, danos hambre de justicia, danos necesidad de conversión permanente, Señor, buen Dios de la vida. Amén.

ES

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