Oración del Catequista

Señor, cuando nos mandas a sembrar, rebosan nuestras manos de riqueza:
tu Palabra nos llena de alegría cuando la echamos en la tierra abierta.

Señor, cuando nos mandas a sembrar, sentimos en el alma la pobreza:
lanzamos la semilla que nos diste y esperamos inciertos la cosecha.

Y nos parece que es perder el tiempo este sembrar en insegura espera.

Y nos parece que es muy poco el grano para la inmensidad de nuestras tierras.
Y nos aplasta la desproporción de tu mandato frente a nuestras fuerzas.

Pero la fe nos hace comprender que estás a nuestro lado en la tarea.
Y avanzamos sembrando por la noche y por la niebla matinal.
Profetas pobres, pero confiados en que Tú nos ‘usas como humildes herramientas.

Gloria a Ti, Padre bueno, que nos diste a tu Verbo, semilla verdadera.
Y por la gracia de tu Santo Espíritu la siembras con nosotros en la Iglesia.
Amén.

ES

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