Líder (L): En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/: Amén.
L: Jesús Redentor, condúcenos por el camino de la paz. Muéstranos cómo podemos evitar pensamientos y acciones que conducen a peleas y discusiones. Ayúdanos a elegir, trabajar y construir juntos en paz. Mientras caminamos por este camino de la cruz por la paz y contemplamos tu bondad y amor compasivo, mueve nuestras mentes y corazones para convertirnos en pacificadores en cada una de nuestras palabras y acciones.
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: A menudo juzgamos a los demás para hacernos sentir más importantes o dignos de alguna manera. No juzguemos a los demás como inaceptables, tontos o estúpidos.
R/: Jesús, quita de nuestra mente y corazón la tentación de etiquetar y juzgar a los demás. Que aceptemos a todas las personas como son, no como creemos que son o como los demás piensan que son. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Dios no hizo una sola clase de ser humano. Cada persona es única. Aceptemos las diferencias, incluso cuando, quizás especialmente cuando, las diferencias de los demás nos incomoden.
R/: Jesús, abre nuestra mente y nuestro corazón para aceptar las diferencias de los demás. Que “él/ella es simplemente diferente” sea una declaración de respeto y no una burla. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Cuando nos aferramos a nuestros errores y nos negamos a perdonar, nos desviamos del camino de la paz. El perdón le da una oportunidad a la paz. Perdonemos.
R/: Jesús, atrae nuestra mente y nuestro corazón hacia el perdón. Tu gracia nos mostrará el camino. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Seguimos el camino de la paz cuando tratamos a los demás con cuidado y amabilidad. Respetemos el dolor y la angustia de todas las personas, porque todos cargan algún dolor, pena o sufrimiento.
R/: Jesús, forma nuestra mente y nuestro corazón para ser conscientes de todo el sufrimiento del mundo. Todos los que conocemos necesitan la paz que podemos ofrecer. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: La paz en nuestros propios corazones se fortalece cuando ayudamos a otros a tener las cosas básicas en la vida como seguridad, comida, y techo. Sirvamos con caridad.
R/: Jesús, quita de nuestras mentes y corazones todos los miedos y juicios que nos impiden acercarnos a los demás. Si de seguro somos tus discípulos, seremos capaces de servir. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Ofrecer una mano amiga, un saludo, un apretón de manos o una palmada en el hombre de la otra persona, es hacer de ese momento un simple regalo de paz. Extendamos nuestras manos por la paz—literalmente.
R/: Jesús, enseña a nuestra mente y corazón formas no violentas de resolver las diferencias. Un simple gesto puede acabar con un conflicto antes de que empiece. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: El perdón convierte un grito de guerra en un grito de paz. Perdonemos una y otra vez.
R/: Jesús, abre nuestras mentes y corazones para que empecemos a comprender el poder del perdón. El perdón puede convertir un campo de batalla en un campo de paz. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Aunque nuestros oídos solo escuchen ofensas, nuestros corazones pueden escuchar una súplica de ayuda o una oportunidad de amistad. Escuchemos con el corazón.
R/: Jesús, agudiza nuestras mentes y corazones para escuchar lo que se dice más allá de la palabra hablada. Que no nos ofendamos por lo que escuchamos y perdamos así la oportunidad de ofrecer una palabra o un gesto de paz. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Desde la cruz, Jesús perdona a sus torturadores. Tal perdón es posible solo a través de la gracia de Dios, que es nuestra. No nos cansemos de ofrecer el Perdón.
R/: Jesús, toca nuestras mentes y corazones con la gracia que trae la paz. Este mismo día, con tu gracia, estamos dispuestos a hacer las paces a través del perdón. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Te seguimos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Ser humilde no es ser un cobarde. Más bien, ser humilde es disculparse cuando nos equivocamos; reparar el daño causado en lo posible, cuando nos hemos equivocado; para hacer las paces, no importa qué. Seamos humildes.
R/: Jesús, despoja nuestras mentes y corazones de actitudes soberbias. Ayúdanos a admitir nuestros defectos. Que humilde y simplemente ofrezcamos la paz. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Los pacificadores se involucran. No miran desde las líneas laterales. Ellos marcan la diferencia. Aprendamos sobre los esfuerzos de pacificación en nuestras propias comunidades, Vecindario y ambientes en que vivimos.
R/: Jesús, guía nuestras mentes y corazones en nuestra búsqueda de otros con quienes podamos caminar por el camino de la paz y marcar la diferencia. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio.
L: Los medios de comunicación retratan cada día miles de hechos de guerra, de violencia, odio y muerte. Estas imágenes nos llevan a tomar a la ligera la pérdida de vidas en actos de violencia y masacres. Que no perdamos la sensibilidad ante el terror de la muerte injusta y violenta.
R/: Jesús, que nuestra mente y nuestro corazón estén siempre perturbados con imágenes de muerte violenta. En el trabajo y el juego, danos el coraje de elegir siempre la paz y la vida, a cualquier precio que sea. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Cuando la paz ha sido destruida, el proceso de reconstrucción y de consolidación de la paz se inicia con la amabilidad y la compasión. Hagamos posible la curación.
R/: Jesús, ayuda a nuestra mente y corazón a tener esperanza para que nunca nos desanimemos. Siempre podemos hacer algo para ayudar a restaurar la paz. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Condúcenos, Jesús Redentor. R/: Por el camino de la paz.
Silencio
L: Nuestros propios corazones y los corazones de los demás se volverán pacíficos como resultado de nuestras oraciones diarias por la paz. Oremos por la paz. Invitemos a otros a orar por la paz.
R/: Jesús, usa nuestras mentes y corazones para difundir la paz en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestras comunidades y en el mundo entero. La paz comienza aquí, en nuestros propios corazones. Oramos: “La paz sea con vosotros. La paz sea conmigo.”
L: Jesús, Rey de la Paz, recordamos el camino que acabamos de recorrer. Recorriendo el camino de tu sufrimiento y muerte, vemos un amor tan perfecto y completo que hizo posible nuestra vida eterna. Como tus discípulos, con la ayuda de tu gracia, nos comprometemos a ser constructores de paz hoy y siempre. R/: Amén.
¡Jesús Redentor, condúcenos por el camino de la Paz!
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