Recibiste la Palabra y la practicaste, por eso fuiste feliz y cambió la Historia.
La que llevaste a la casita de Isabel, la salvación y a los campos de Belén la Luz del mundo:
Gracias por haber sido misionera, por haber acompañado a Jesús en el silencio
y la obediencia a tu Palabra.
Gracias porque tu misión fue hasta la Cruz y hasta el Don del Espíritu en Pentecostés.
Allí nació la Iglesia Misionera.
También nosotros viviremos en Misión.
Que toda nuestra comunidad, viviendo en estado de misión, se renueve en el Espíritu.
Que amemos al Padre y al hermano.
Que seamos pobres y sencillos, presencia de Jesús y testigos de su Reino,
Que al entrar en cada casa comuniquemos la paz.
Que anunciemos el Reino y animemos en la esperanza a los desanimados, cansados y a los débiles, llevemos fortaleza en la fe.
Que formemos comunidades orantes, fraternas y misioneras.
Nuestra Iglesia peregrina quiere proclamar la fe con la alegría de la Pascua y gritar al mundo la esperanza.
Por eso nos hundimos en tu silencio, en tu comunión y en tu servicio.
Ven con nosotros a caminar.
Amen.
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