Respondemos:¡Jesús, concédenos la fuerza para llevar nuestra cruz!
En esos días en que la vida parece demasiado exigente con todos sus cuidados, cargas y preocupaciones …
Cuando experimentamos una gran soledad en el fondo y el dolor de la separación llena nuestros espíritus …
Cuando sentimos el dolor de nuestro mundo y nos unimos en compasión con la gente que sufre de la Tierra …
Cuando luchamos con la toma de decisiones y llega el momento de tomar buenas decisiones sobre nuestras vidas …
Cuando estamos con otros en su dolor físico o cuando velamos con alguien que tiene una enfermedad terminal …
Cuando se nos pide que hagamos un esfuerzo adicional, que seamos generosos con nuestro tiempo y nuestra presencia …
Cuando nos sentimos cansados y agotados cuando parece que toda nuestra energía se ha agotado …
Cuando nos desafían a arriesgar nuestra seguridad y aceptar un nuevo crecimiento en nuestra relación contigo…
Cuando experimentamos los efectos del envejecimiento o de una enfermedad prolongada en nuestro cuerpo o en nuestra mente …
Cuando nos sentimos desanimados, desolados y deprimidos y queremos apartarnos de los demás….
Cuando las preocupaciones e inquietudes ahogan nuestra tranquilidad y nos dejan con ansiedad y miedo …
Cuando abrigamos viejas heridas y somos llamados a ofrecer o recibir el perdón.
Juntos:
Jesús crucificado, ayúdanos a tomar nuestra cruz día a día.
A través de estas cruces, podemos acercarnos más a Ti.
Ayúdanos a apoyarnos en ti y a aprender de ti.
Que no cedamos a la autocompasión o la duda.
Más bien, confiemos en tu presencia que nos fortalece.
Anímanos en nuestros días de oscuridad.
Recuérdanos tu resurrección.
Ayúdanos a mantener nuestra visión enfocada en la vida y el crecimiento. Amén.
Señor Jesús, Buen Pastor y nuestro hermano, has venido a morar entre nosotros, para ser el camino de la vida y la esperanza para todos.
Todos: Renueva nuestra esperanza.
Despierta en todos los cristianos el deseo de conocerte más y seguirte con generosidad.
Todos: ¡Renueva nuestro celo por el Reino de Dios!
Divino Corazón de Jesús, destruye en nosotros todo orgullo y danos la verdadera humildad. Quítanos toda la falta de caridad y danos el amor verdadero el uno por el otro. Arranca de nuestro corazón toda ira e ira y danos verdadera mansedumbre. Aplasta en nosotros toda la pereza espiritual y danos un celo prudente...
NUESTRO todos, todos esos millones de personas que habitan la tierra, sin importar la edad, el color o el lugar de nacimiento.
PADRE, que considera iguales a todas las personas...
Señor Jesús, exhausto por el caminar misionero,
te sentaste junto al pozo de Jacob,
y dijiste a la Mujer samaritana: “Dame de Beber”.
Guíanos a la fuente de “Agua Viva”
para poder proclamar en todas partes la
Buena noticia de tu Reino...
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