Feliz la Mujer, que se apoyó en la Palabra y no siguió las ideas de los ilustres, Ni se detuvo en el camino a analizar los pros y los contras de un Kulturkampf.

Feliz la Mujer, que supo buscar a Dios Trino; de día y de noche, buscando su Voluntad. Su vida fue como un árbol plantado a orillas del Mosa, bebiendo silencio, sacrificio y oración, dio con el tiempo, los frutos esperados: caridad y alegría en la vida fraterna y misionera.

Desde Europa, desborda vitalidad con fuerza y coraje. Extendió sus ramas tempranas a América y África con la Buena Nueva, y hoy están lozanas en pueblos de Asia y del lejano oriente. Sus hojas no se marchitarán.

Feliz la Mujer, que siguió la voz del Espíritu, por su entrega a Él. Por el apoyo y fidelidad al proyecto de Arnoldo fue bendecido el pueblo de Steyl. Porque el Señor, de los justos, cuida la obra y sus caminos llegan a buen término. Amén.