QUERIDO DIOS,
que un día presentaste en el río Jordán a tu Hijo para ser bautizado,
te damos gracias porque un día también a nosotros nos acercaste a la pila del Bautismo para recibir el agua de la Vida.
Aquel día, nos hiciste hijos tuyos y herederos de tu Reino.
Aquel día, nos acogiste como miembros de la Iglesia: Ella es también nuestra casa y nuestra escuela de vida.
Aquel día, nos diste una familia grande: la de todos los hermanos cristianos.
Aquel día, nos enseñaste a pronunciar con más sentido palabras como: padre, hermano, vida, luz, gracia, amor, perdón.
Aquel día, borraste nuestros pecados y nos invitaste a ser buenos siempre.
Aquel día, Tú también ganaste un nuevo hijo; y a mí me diste permiso para llamarte: ¡Padre! Qué bonito es pronunciar este nombre: ¡Padre!
Aquel día nos regalaste el mejor de los regalos: la gracia de Jesucristo, tu Hijo amado y mi hermano mayor.
Aquel día me encomendaste a la luz de tu Espíritu, para que alumbre mi vida y no camine en tinieblas.
Gracias, Padre, gracias Jesucristo, gracias Espíritu Santo, porque un día fui bautizado en vuestro nombre”. AMÉN.