Tu vida, Señor, es nuestra vida,
Tu misión es nuestra misión.
El evangelio será nuestra medida
y nuestra fuerza será la comunión.
Voz: La cosecha está madura. ¿A quién puedo enviar?
Todos: Envíame, Jesús. Estoy listo para servirle todos los días de mi vida. Iré por todo el mundo, las ciudades y pueblos y revelaré el amor de Dios a través de los talentos que he recibido. Siempre estaré en paz porque el Espíritu Santo estará conmigo.
Voz: El mundo está esperando. ¿A quién puedo enviar?
Todos: Envíame, Jesús. Estoy listo para proclamarte con la fuerza de tu Espíritu, con todo lo que soy y tengo. Voy a anunciar la Buena Nueva, escuchando, amando, tocando y sanando. Viviré con esperanza los buenos y difíciles momentos; glorificaré a Dios a través de mis dones.
Voz: El mundo tiene hambre. ¿A quién puedo enviar?
Todos: Envíame, Jesús. Estoy listo para compartir con otros la abundancia de mis dones y talentos personales como tu sirviente. Alimentaré a los hambrientos material y espiritualmente; compartiré el pan de la compasión; distribuiré la esperanza y compartiré la palabra que da vida.
Voz: La cosecha está madura. ¿A quién puedo enviar?
Todos: Envíame, Jesús. Estoy listo para trabajar contigo para toda mi vida. Si lo deseas, aceptaré y viviré fielmente la llamada para participar en tu misión. Compartiré mis talentos, dando generosamente todo eso que he recibido. Me regocijaré por el precioso regalo que soy y por lo que puedo hacer por el Reino. El espíritu de ternura y amor siempre estará conmigo. Al final de mi vida estaré contento con todo lo que pueda dar. Amén.
Original en portugués en el libro “Orações Vocacionais e Missionárias”
Missionárias Servas do Espírito Santo – Brasil