José Freinademetz (1852-1908) nació en Oies, una aldea del valle de Val Badía, en el Tirol del Sur. No fue a los ojos del mundo tan importante como para que su nombre fuera mencionado en los libros de historia civil o eclesiástica. Sin embargo, fue una personalidad extraordinaria.
Creció en un ambiente sencillo y cerrado de la minoría ladina, pero, antes de cumplir los treinta se va para siempre de su tierra para meterse a fondo en la cultura china.
La apertura a culturas distintas de la propia había caracterizado a José Freinademetz desde sus orígenes. Nos ha dejado así un ejemplo de interculturalidad que lo convierte en referente preclaro en los comienzos del tercer milenio, una época en que en Europa y en el mundo se multiplican y explotan tensiones entre pueblos de cultura diversa.
La presente monografía se inspira en la biografía de José Freinademetz escrita por el historiador Fritz Bornemann SVD, basada en “testimonios de contemporáneos”.
El autor de este material da testimonio de su asombro al ver cuánta gente de todas las edades peregrina a su casa natal, en Oies, para orar y meditar. Es extraordinario el hecho de que muchas personas encuentran en este lugar santo lo que el hombre, en palabras del mismo José Freinademetz, más necesita: “¡Como la planta para nutrirse y vivir necesita la tierra, así el alma necesita la oración!”
Así como José Freinademetz, literalmente dejó todo para servir a los hombres de una cultura distinta, y después de su muerte se convierte en una bendición para el pueblo que lo vio nacer, de modo similar, sean muchos los que descubran en José Freinademetz un verdadero modelo de vida entregada por la misión.