Comerás tu pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado (Gén 3:19)

El Día de la Tierra tiene como objetivo crear conciencia sobre la importancia de cuidar la tierra. Por ende, este día es también una oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación, en muchos sentidos problemática, con la tierra debido al calentamiento global, la contaminación, la disminución de la biodiversidad y el aumento de diversos productos de desecho.

En todo caso, tenemos una relación íntima con la tierra. Casi todo el material del que estamos hechos se generó en las estrellas. Somos “humus”, cuyo significado es “tierra fértil, fecunda”, originando la palabra humano.

Todos los seres vivos usan los mismos 20 aminoácidos para producir todos los tipos de proteínas que necesitan[1]. Esto demuestra que todos los seres vivos del planeta Tierra: humanos, aves, peces, animales y plantas, están hechos básicamente de átomos de carbono, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y algunos otros elementos en cantidades más pequeñas. Hay muchas similitudes entre nosotros, entre las plantas y los animales.

Al mismo tiempo, existe una interdependencia total. El mundo animal, el hombre, la fauna y la flora conviven, metafóricamente, bajo una misma regla.

La ciencia demuestra que los peces, las aves, los animales domésticos, todos los animales salvajes y los reptiles tienen memoria, personalidad y lenguaje. Las formas de comunicación de los delfines, por ejemplo, están tan desarrolladas que se sospecha que tienen nombres propios.

Los ratones de laboratorio son víctimas constantes de la depresión. Después de estar encerrados durante varios días, a veces en la oscuridad, a menudo se les deja acurrucados en un rincón en algún lugar, con el pelo temblando y sin responder a la comida ni a los estímulos sexuales, como los humanos en una situación similar.

El ser humano y todos los seres vivos tienen al agua como principal constituyente. En el cuerpo de todo ser humano hay más o menos un 70% de agua, el mismo porcentaje que hay en el planeta que habitamos.

La vida humana se refleja en todas partes, ya sea en una gota de agua o en un grano de tierra. Todo esto lo podemos observar, contemplar y disfrutar. De esta tierra sacamos todavía el sustento de nuestra vida, alimentándonos con la misma estructura que somos.

Cada vez que somos capaces de percibir esta unión profunda, la fascinación se apodera de nosotros. Solíamos decir Ubunto – Soy porque somos. Podemos ampliar esta afirmación a: somos porque todo es lo que es; somos porque todo es como es; lo somos porque todo es parte de la misma red de relaciones interdependientes.

Entonces, ¿qué hace que sea difícil o casi imposible para nosotros tener una relación respetuosa y amorosa con la tierra?

Durante años en nuestra comunidad hemos estado cultivando un contenedor de compost para plantas, follaje y restos de frutas. Al cabo de unos meses, cuando abrimos la caja, observamos una profunda transformación. Lo que antes era verde, amarillo o rojo se ha descompuesto en tierra negra y fértil. Con nuestras manos podemos tocar el humus, eso que también somos. Con el tiempo, el vaciado de la compostera se ha convertido en un momento de reflexión y espiritualidad.

Nos recuerda las palabras de la liturgia del Miércoles de Ceniza: acordaos que sois tierra y a la tierra volveréis. Eso puede sonar amenazante o liberador.

En estos años también ha ido creciendo en mí la convicción de que rechazar la muerte nos hace más difícil vivir. Aferrarnos a la vida, a toda costa, disminuye nuestra capacidad creativa y nos impide acoger los ciclos de vida, muerte y transformación en nueva vida después de alguna muerte.

En una conversación reciente con la Hermana Sirley Mau SSpS, ella compartió cómo ha vivido con cáncer durante 6 años. Este empezó en el endometrio y hoy tiene varias metástasis en órganos vitales. Sirley dice: “En algún momento decidí no luchar más contra el cáncer, no someterme a los tratamientos invasivos que ofrece la medicina moderna. Creo que el cáncer no tiene que ser visto como algo que necesita ser excluido de la vida, sino como parte de ella. La vida es, y siempre será, más que una enfermedad y el dolor no puede ser mayor que la alegría. Si no fuera por mi fe desafiando a la medicina misma, no sabría dónde estaría ahora.

Cuando sólo podemos ver el dolor, quizás perdamos de vista a Dios. Cuanto más pensamos en la enfermedad, más poder le damos. Creo que el amor transforma y resinifica la vida. Hoy gané una nueva calidad de vida. El amor sana. Quiero vivir el amor a la vida que me permita, como fisioterapeuta, colaborar con la sanación de los demás. Quiero disfrutar de la vida y celebrar la certeza de la muerte como culminación de la vida”.

Para mí, la Hna. Sirley tiene la humilde conciencia de ser humus, como ella fecunda la vida.

Que el día de la tierra nos permita dar la bienvenida a la tierra que somos.

¹ Datos extraídos del texto: La naturaleza en nosotros. https://www.a12.com/redacaoa12/mundo/a-natureza-em-nos-1 

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Petronella Maria Boonen, SSpS ( Nelly) is from Luxembourg, but joined the Congregation in Brazil. She has a PhD in Education and works as a Popular Educator and with issues related to conflict, violence, forgiveness and restorative justice.