Autor: Dariusz Stanislaw Pielak, SVD
Tema: San Arnoldo, Beata María Elena
Idioma: Inglés, Español
Leyendo acerca de la vida de la beata María Elena Stollenwerk me llamó la atención el hecho de su pertenencia al Apostolado de la Oración. La Hermana María Elena se unió a este movimiento en el 1866 a la edad de 14 años. Lo sorprendente es que en el mismo año entró a formar parte de dicho movimiento un joven sacerdote, maestro de ciencias en una pequeña ciudad alemana de Bocholt. Su nombre era Arnoldo Janssen. Por una parte, esta coincidencia no tuvo mucha transcendencia. En aquel momento el Apostolado de la Oración en Alemania iba creciendo cada año, y cada año entraban a integrarlo centenares y miles de laicos y laicas, así como decenas de sacerdotes. Pero, por otra parte, no deja de sorprender que la Providencia iba llevando a estas dos personas por caminos parecidos, hasta el momento de su encuentro que tendrá lugar 16 años más tarde.
Pero fijémonos en otros aspectos de un posible “parentesco espiritual” entre el p. Arnoldo y la Hna. María Elena.
1. El espíritu misionero.
María Elena Stollenwerk ya desde la edad temprana de 10 años entró a formar parte de La Asociación de la Santa Infancia (Obra Misional Pontificia para la Infancia). Ya de niña sobrellevó la pasión por la misión, especialmente en la misión en China, y su deseo no cambió con los años. Su confianza en la voz de Dios, que la estuvo llamando, era tan fuerte que no le importaba ni la opinión del confesor que no aprobaba su anhelo, ni la posible estabilidad de la vida familiar.
Su interés por la misión se avivó aún más cuando conoció el Apostolado de la Oración. Una de las ideas principales de dicho movimiento es compartir los ardientes deseos del Señor de salvar a toda la humanidad. Dar a conocer a Jesús a los que jamás oyeron de Él, era el gran sueño de la joven María Elena.
La China impresionaba mucho también a San Arnoldo Janssen. La cantidad de la gente que habitaba aquel lejano país y el hecho de que sólo unos pocos conocían a Cristo, no lo dejaba al Fundador de la obra de Steyl, en paz.
2. El espíritu de perseverancia.
San Arnoldo en más de una ocasión pasaba por un largo camino de discernimiento y búsqueda de medios antes de tomar una decisión y de emprender una obra nueva. Pero una vez empezada la obra ponía todas sus fuerzas en su realización.
Para la beata María Elena la realización de la vocación que sentía en el corazón le resultó más compleja y le costó más tiempo de lo que ella podría pensar al principio. No pudo encontrar una congregación que trabajase en la misión en China. Además, los años 70 del siglo XIX no eran favorables para la vida religiosa por culpa de la política del gobierno alemán que prohibió la actuación de las órdenes religiosas. A María Elena le quedó la única oportunidad: la obra de Steyl. Al enterarse que un sacerdote fundó una casa misionera alemana en Holanda y que el destino principal de los misioneros será China, María Elena se aferró a esta esperanza, teniendo sólo una vaga promesa de la posible fundación de una congregación misionera femenina.
María Elena trabajó pacientemente como sirvienta durante largos 7 años antes de realizarse su gran sueño. El 8 de diciembre del 1889 finalmente el grupo de las sirvientas de Steyl (entre ellos otra cofundadora de las Hermanas Misioneras – Josefa Endrina Stenmanns) empezaron la vida religiosa.
3. El espíritu de sacrificio.
La vida en la casa misional de Steyl no era fácil. Desde la perspectiva de hoy en día incluso no faltan críticas que las Hermanas trabajaban demasiado duro y a menudo en deplorables condiciones. Pero así era “el espíritu de Steyl” del que el mismo Arnoldo Janssen era un ejemplo indiscutible. El espíritu de sacrificio se refiere no sólo a la parte física. Tal vez más duros resultan los sacrificios espirituales.
Ya vimos que la Hermana María Elena no quiso renunciar a su sueño misionero bajo la insistencia de su confesor. No obstante, los desafíos de la fundación de la congregación la obligaron a quedarse en Steyl y a dedicarse a la formación de las futuras misioneras. Su sueño de ir a China no se cumplió en su vida personal, sino en la vida de las hermanas que ella formó. Las hermanas que hoy siguen comprometiéndose con la misión también forman parte del cumplimiento del sueño de María Elena.
Uno de los últimos sacrificios de su vida fue el paso de la comunidad misionera a la naciente comunidad contemplativa. Lo curioso es que, siendo ya superiora general, tuvo que pasar otra vez al noviciado. Era un acto de obediencia requerido por San Arnoldo, pero ante todo por el bien de la naciente congregación contemplativa.
4. El espíritu de la oración.
La participación del Apostolado de la Oración a los 14 años y el paso a la rama contemplativa de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo a los 46 años (dos años antes de su muerte) forman como una „hebilla” de su historia espiritual. En esto también la Hermana María Elena demuestra su parentesco con el p. Arnoldo. Para el fundador de las tres congregaciones misioneras la misión sin el apoyo de la gracia de Dios no tiene razón de ser. En sus cartas a los misioneros a menudo insistía que, si las cosas no van bien, entonces hay que implorar la ayuda de Dios. Una de sus citas preferidas del Evangelio es la que habla del Reino que sufre agresividad y la gente violenta entra en él. No se trataba, por supuesto, del sufrimiento físico, sino de una oración insistente y confiada.
(La reflexión está centrada en la vida de la beata María Elena. Esperemos que una
reflexión parecida haremos en el mes de mayo para honrar a la Beata Josefa Stenmanns).
Beata María Elena, San Arnoldo, rogad por nosotros!
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Nació el 30.03.1965 en Polonia. En el 1985 entró en la Congregación del Verbo Divino. Durante el seminario hizo la experiencia de OTP en Argentina en una comunidad de vida inserta en medios populares del Gran Buenos Aires. Después de terminar el seminario trabajó en España e hizo allí licenciatura en teología bíblica. A partir del año 2003 trabaja en Rusia dando clases en el seminario y atendiendo la parroquia de santa Olga en Moscú. Se dedica también a profundizar en los temas relacionados con la história espiritual de Arnoldo Janssen.
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Una respuesta
Qué maravilla Dios obra. Había previsto todo con antelación