“Missio Dei” y la misión de María en la Iglesia

Autor: Saju George Aruvelil, SVD
Tema: La Virgen María y la misión
Idioma: Inglés, Español

La misión es compartida y permanente. Es mística y práctica a la vez. Pienso que vale la pena hacer una relectura sobre el corazón misional de San Arnoldo, especialmente desde sus devociones. Él había logrado una síntesis bien equilibrada de sus principales devociones: al Sagrado Corazón, a la Virgen María, la espiritualidad trinitaria con especial veneración del Verbo Encarnado y la adoración al Espíritu Santo. Algunas eran comunes cuando él iniciaba la casa fundacional en Steyl, pero él supo sacar lo mejor de ellas. A mi modo de ver, él habría comprendido profundamente que la misión eclesial universal, desde Steyl por su parte, debe partirse del corazón misional de la Virgen María. Es por algunas de las siguientes razones:

Es bien sabido que nuestro Fundador valoró muchísimo la importancia misionera de la Virgen María ya que atrae los corazones y hace atractiva una vida consagrada virtuosa. Por eso exhortó que la Virgen María debe ser grandemente venerada y amada por los miembros de nuestras congregaciones ya que Ella es un océano de santidad, pureza, gracia y dignidad (Const. 1898/143). Razón por la cual pedimos a Ella que ayudara a vivir nuestro voto de castidad consagrada día a día en la fuerza y en el gozo del Espíritu Santo.

Arnold estaba feliz de aceptar el título la Inmaculada Esposa del Santo Espíritu. Razón por la cual pidió a los miembros invocarla con este título. Una imagen con este rostro fue puesta en el altar por el muro norte de la iglesia en la Casa de la Misión de San Gabriel que luego será reproducidas por nuestras hermanas SSpS. Esta imagen con la figura del Espíritu Santo en el Corazón de María tiene también otro significado misional: expresa nuestro amor a Dios y al mundo en la misión compartida en estas dimensiones. La Virgen del Consuelo era otra de su devoción preferida.

La Virgen tenía un corazón misional contemplativo (Lc 1, 19. 48) y activo (Lc 1, 39; Jn 2,1-10). Escuchó la invitación para ser misionera maternal. Es una invitación a la acción, al amor servicial. Tuvo esta intuición por eso se comprometió con la misión compartida, porque el Verbo se encarnara en Ella. Esta comprensión lleva a la primera misión a la casa de su pariente Isabel para compartir la Buena Nueva de la salvación integral que se expresa en su cántico del magníficat (Lc 1,38). También realizaba la misión en los múltiples servicios necesarios allí. Una escucha contemplativa la lleva a una misión activa, que la vemos tanto en An Kareen de Judá, en Nazaret, en Caná de Galilea, en Jerusalén y como en varias primeras comunidades de los bautizados.

Hubo un porqué de María detrás de esta manera de proceder. Lo mismo es también para San Arnoldo. María, siendo la hija predilecta del Padre, la madre del Hijo e inmaculada esposa del Espíritu Santo, comprendía perfectamente qué es la misión trinitaria y compartida. Es la“missio Dei” del Padre y la missio Jesu del Hijo junto a la “missio Spiritus” del Espíritu Santo en la “missio Ecclesiae”. Es decir, la misión tiene su origen divino. Dios Padre la inicia. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3,16). Jesús envía, a su vez, a sus elegidos para la misión (Mt Mc Lc). El día del primer Pentecostés el Espíritu Santo toma el bastón del relevo para continuar la “missio Ecclesiae”. Estamos llamados a continuarla para que vivat Deus in cordibus nostri.

Ya sabemos que una adecuada comprensión hermenéutica del porqué de la misión es indispensable para vivir, testimoniar y hasta disfrutar nuestra misión eclesial Arnoldina. Para explicarlo me gustaría compartir una leyenda muy conocida. Una vez un turista paseando por la ciudad se encuentra con tres obreros que están trabajando en una construcción. Le preguntó al primer obrero ¿qué está haciendo? “Estoy poniendo ladrillos”, dice el primero. La misma pregunta se la repitió al segundo obrero. “Estoy construyendo una pared”, es la sencilla respuesta del obrero. Pero el tercer constructor se hincha de orgullo cuando el turista hizo la misma pregunta y responde “¡Estoy construyendo una catedral!”… Creo que esta leyenda nos ayudaría a reflexionar sobre el porqué del corazón misional según nuestra herencia Arnoldina.

Si la Virgen María fue la protagonista visible de la misión trinitaria y eclesial, el Espíritu Santo fue el motor invisible de los innumerables carismas que guían las acciones (1 Co 12,7). Todas las obras misionales acentuaban el amor como “el único lenguaje que comprende toda la gente” como dijo San José Freinademetz desde su vivencia iluminado por la Palabra de Dios (Jn 13, 35; Rm 5,5;1 Co 13). Sí, el amor por la misión de los consagrados y los miembros socios de la misión compartida de nuestras comunidades son y deberían ser nuestras insignias propias y quizá únicas. Porque como cantamos “The world stands in need of your liberation my Lord, …”

La visión mística y misional de San Arnoldo ya se adelantaba lo que narrara la constitución dogmática Lumen Gentium [LG] del Concilio Vaticano II en los capítulos VII y VIII (#49-68). Es sobre el misterio de la participación de la Virgen en la misión eclesial. Es decir -mediante el Espíritu- la Virgen María actúa en el mundo, en la misión perene siendo nuestra madre en el orden de la gracia (LG 60.61); con amor de madre cuida de los cristianos y especialmente a los misioneros que están en el mundo. Por eso es invocada como abogada, protectora, auxiliadora e intercesora (LG 62). Su misión abarca toda la Creación (Laudato Si´238-41).

No es casual que el último capítulo de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium [EG] del Papa Francisco dedicara a María en la dimensión de la misión de la cordialidad (# 284-88). El mundo actual está eclipsado por el individualismo, materialismo, multiformes violencias e injusticias. Porque “Ella pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia” (EG 288).

María como Mater Verbi Dei es para nosotros la imagen de la Iglesia en una atenta escucha de la Palabra de Dios y simboliza la apertura a Dios y a otros. Según San Juan Eudes “el corazón de María es armario de las Sagradas Escrituras y una como biblioteca viviente del Antiguo y Nuevo Testamento que, en fin, es el libro de vida en el que la vida de Jesús está escrita en letras de oro con el dedo de Dios que es el Espíritu Santo”. En las conferencias de Arnold es detectable la influencia de esta idea, probablemente inspirada de sus visitas al santuario mariano de Kevalaer.

Juan Pablo II en la XVIII jornada mundial de la juventud de 2003 dijo que con María, la sierva del Señor, descubrirán la alegría y la fecundidad de la vida. Con Ella, la discípula del Maestro, seguirán a Jesús por las calles de Palestina, convirtiéndose en testigos de su predicación y de sus milagros. Con Ella, la Virgen de la esperanza, acogerán el anuncio gozoso de la Pascua y el don inestimable del Espíritu Santo. Esta imagen de María como Mater Verbi Dei fue utilizado por Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica Verbum Domini (VD) el 30 de septiembre de 2010.

A modo de conclusión, se necesita misioneros SVD, misioneras SSpS y misioneros laicos con corazones magnánimos como el de la Virgen y personas de oración con confianza absoluta en Dios, como San Arnoldo misionero con todo su corazón y vida. Desde su propia vivencia estuvo convencido y decía que los misioneros como hombres de oración que confiaban en Dios, iban a superar todas las dificultades. María es nuestro tesoro y modelo de arraigo en la Palabra. Ella es la sede de la sabiduría y canal de la gracia. En esta nueva etapa de la misión post pandémica, Ella nos inspira como acogedora (EG 287) de amor maternal. Así pues, nuestra misión también es la participación en Missio Dei y en Missio Mariae Ecclesiae aún en la actualidad. María siempre señala a Jesús, así también fue el deseo del P. Arnold que sus hijos e hijas, conscientes de su nombre y su propósito serviría como señales que apuntan a Jesús como nuestro lema: ‘Su vida es nuestra vida, su misión nuestra misión”.

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Saju George Aruvelil, SVD es de la India. Es uno de los primeros OTPs que ha ido a Argentina. También allí terminó sus estudios teológicos para el sacerdocio. Luego comenzó su servicio en el área de la educación en nuestras instituciones SVD. Licenciado en Espiritualidad por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid. También tiene un doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, Buenos Aires. También ayuda en la formación de laicos y candidatos religiosos. Da retiros y dirige talleres de espiritualidad y de liderazgo, seminarios, etc. Tiene un programa de radio y escribe en un periódico local. Actualmente es un promotor del Movimiento Laudato Si para el cuidado de la Tierra, junto con sus actividades de pastoral parroquial.

Saju
Saju George Aruvelil, SVD

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