"Para que todos sean uno". Una reflexión sobre Jn 17,1-26 desde la perspectiva de San Arnoldo Janssen.

Autor: Fabio Pires, SVD
Tema: Juan 17, 1-26
Idioma: Inglés, Español
Año: 2021
Biblical Service in the Church
Servicio bíblico en la Iglesia
Introducción

Un día, mientras hojeaba un pequeño libro titulado: “Rezar 15 días con San Arnoldo Janssen – La búsqueda de la voluntad de Dios” (Lisboa: Paulus, 2010), que presenta algunos datos históricos sobre la vida de San Arnoldo y su misión, una reflexión del Padre José Hipólito Jerónimo, misionero del Verbo Divino, me detuve en algunos textos bíblicos de la preferencia de San Arnoldo Janssen, entre ellos, el Prólogo de San Juan (Jn 1,1-18); La Anunciación (Lc 1,26-38); El Nacimiento de Jesús en Belén (Lc 2,1-20); La presentación de Jesús en el Templo (Lc 2,21-39); El Mandato Misionero (Mt 28,16-20) y otros. San Arnoldo tenía una especial preferencia por estos textos bíblicos. Sin embargo, me interesaba saber qué rezaba y meditaba San Arnoldo sobre el texto de Juan 17:1-26, así como su preocupación por la unidad de los cristianos.

Evidentemente, San Arnoldo tenía una preferencia especial por el Prólogo de San Juan (Jn 1,1-18). Dentro de nuestro carisma misionero, es habitual que, en nuestras celebraciones eucarísticas, momentos de espiritualidad, retiros, votos perpetuos, ordenaciones sacerdotales, tengamos como base para estos momentos el texto del Evangelio de San Juan, concretamente el Prólogo (Jn 1,1-18). San Arnoldo tenía un aprecio muy grande y especial por este texto que marcó su vida y los orígenes de las Congregaciones religiosas que fundó. Sin embargo, me llamó la atención el texto de Jn 17-1-26 que trata el tema de la unidad, bajo el título “Oración sacerdotal”, que también era un favorito de San Arnoldo, especialmente los vv. 20,21 “No te pido sólo por éstos, sino también por los que creerán en mí por su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Y que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. Este es el tema de la unidad.

El padre Jerónimo afirma que San Arnaldo en su trayectoria vital, desde muy joven, fue un hombre de causas. No cualquier causa, sino grandes causas (2010, p. 51). La causa de la unidad de los cristianos fue una gran causa asumida por San Arnoldo.

Alemania es la patria de Lutero, dice el padre Jerónimo (2010, p. 52). En el contexto alemán, las ideas de Lutero prosperaron. De hecho, un punto destacado fue la traducción de la Biblia al alemán. Ciertamente, la Biblia entraba en los hogares y era una fuente para la vida espiritual y cristiana en las familias. Como afirma el padre Jerónimo (2010, p. 52), la gente aprendió a rezar por la Biblia. Y con el paso del tiempo lo que era una división entre católicos y protestantes llegó, más tarde, a fructificar en colaboración. Aquí hay un aspecto importante: tratar de identificar lo que puede unir a las personas, en este caso de la Palabra de Dios.

San Arnoldo ya tenía en mente el gran reto de vivir la unidad entre los cristianos de su tiempo. Tenía un profundo sentido eclesial, sufrió la separación entre católicos y protestantes y se comprometió con la gran causa de la unidad de los cristianos (Jerónimo, 2010, p. 53).

El texto de Juan 17,1-26 fue para él una fuente de lectura y meditación personal y de actualización de la Palabra de Dios para el momento histórico en que vivía.

  1. Misa en Steyl
    Misa en Steyl
    Un breve resumen del Evangelio de Juan.

El Evangelio de Juan es distinto de los Evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, que se denominan Evangelios Sinópticos. En este Evangelio, los milagros de Jesús se denominan signos: las bodas de Caná (2:1-12); la curación del hijo del funcionario real (4:46-54); la curación de un paralítico (5:1-9); la multiplicación de los panes (6:1-15); Jesús caminando sobre el agua (6:16-21); la curación de un ciego de nacimiento (9:1-41); la resurrección de Lázaro (11:1-44). Estos siete signos revelan la relación de Jesús con el Padre en una profunda intimidad de amor y de su amor por la humanidad.

El Evangelio se divide en dos partes: después del prólogo, 1,1-18, que tiene como mensaje “el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros” (1,14); la primera parte: 1,19-12,50 narra los siete signos que revelan el ser y la misión de Jesús. La segunda parte, 13,1-20,31, también llamada “Libro de la Gloria”, muestra que la vida de Jesús no fue en vano en este mundo; su muerte en la cruz no es un signo de derrota, sino un acto de entrega generosa y de retorno al Padre. El capítulo 21, 1-25 es un “apéndice” que pretende orientar la vida de los que siguen a Jesús en este mundo.

El final del libro indica la finalidad de la obra, cf. Jn 20,31 “Estas señales se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”.

El capítulo 17 está dentro de un bloque que se llama el Discurso de Despedida, en los capítulos 13-17. El capítulo 17 es una larga oración de Jesús dirigiéndose al Padre, siguiendo el modelo del “Padre Nuestro” que enseñó a sus discípulos. Es la oración de Jesús por la unidad. En la oración, Jesús repite con frecuencia su petición al Padre, en total aparecen seis veces la petición al Padre, Cf. vv. 1,5,11,21,24,25. Comienza su oración en una profunda intimidad con el Padre, en el arameo Abba (Padre querido, padrecito), que revela su total obediencia al Padre. Los discípulos de la comunidad Juanina están llamados a vivir en el amor, en la unidad.

El amor es capaz de superar las diversas formas de prejuicio que obstaculizan la relación entre las personas (MARQUES; NAKANOSE, 2015). Así, la comunidad Juanina estaba formada por personas de diferentes grupos, culturas y mentalidades […] estaban llamadas a vivir la nueva alianza, basada en el amor y la solidaridad universal.

La gran preocupación de la comunidad es la acogida, la práctica de la caridad y el servicio en la gratuidad, como ejemplo: “lavar los pies”.

  1. Una reflexión basada en Jn 17,21-23 .

Para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que se perfeccionen en la unidad, y para que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado como a mí.

El tema central es la unidad y el amor. Unidad del Padre y del Hijo Jesús. Unidad también entre los discípulos de Jesús. Esta unión debe crear un fuerte vínculo marcado por el amor, para que el mundo pueda ser transformado e iluminado por la unidad. El Evangelio de Juan revela el profundo amor de Jesús y del Padre. La Iglesia debe ser también una comunidad marcada por el amor. Los seguidores continúan con el mismo objetivo: vivir la unidad en el amor.

La forma de vida de los cristianos debe revelar esta profunda dinámica nacida del amor del Padre y del Hijo como signo profundo de unidad. Otro modelo de oración de fraternidad y unidad es el “Padre Nuestro”. Por eso, la voluntad de Dios es vivir concretamente en el amor, en la caridad entre hermanos, para que el mundo entero se transforme en la dinámica del amor.

  1. San Arnoldo y el don de la unidad

San Arnoldo Janssen rezó y supo actualizar este texto del Evangelio de San Juan a la realidad que le tocó vivir. Supo interpretar los signos de los tiempos y percibir el gran reto de la unidad entre los cristianos. De este modo, tradujo las palabras sagradas de ese Evangelio a la realidad histórica de su tiempo.

Incluso si, por una remota hipótesis, la Oración Sacerdotal o la Oración por la Unidad no estuvieran en la lista de textos favoritos de Arnoldo, podríamos atribuirle con seguridad una gran predilección por el capítulo 17 de San Juan (Jerónimo, 2010, p. 71).

Arnoldo tenía en gran estima el don de la unidad, de la diversidad en la unidad. Conoció y vivió el drama de la falta de unidad entre católicos y protestantes en Alemania, aunque vio cómo les unían muchas cosas importantes: la fe, la Sagrada Escritura (Jerónimo, 2010, p. 71).

Arnoldo deseaba profundamente que los miembros de su fundación, dondequiera que estuvieran y trabajaran, pudieran vivir la unidad fundamental de la fe, del amor a Dios, de la entrega a la causa misionera por encima de las diferencias de lengua, cultura y nacionalidad (Jerónimo, 2010, p. 71-72).

El ecumenismo, que es esa búsqueda profunda de la unidad entre las iglesias cristianas, entre los seguidores de Jesús de Nazaret en la vivencia del Evangelio y sus valores, ya estaba presente en la vida de San Arnoldo. Por tanto, este texto del Evangelio de Juan era para él una fuente espiritual en la búsqueda concreta de la unidad.

  1. Una breve actualización

Vivimos en un mundo marcado por las divisiones. Divisiones entre potencias poderosas y ricas, por un lado, y por otro, países pobres, marcados por la miseria y las profundas muestras de injusticia y explotación de sus pueblos. Divisiones dentro de las familias y entre sus miembros. Divisiones en el mundo religioso y en las propias comunidades. Divisiones ideológicas, partidistas y políticas. Sin embargo, ante tantas realidades divisorias, nace un fuerte llamado a la unidad en la diversidad. Este es el reto: saber crear puentes para superar las barreras y las divisiones.

El texto de Jn 17, 1-26 nos desafía al amor profundo de la unidad del Padre y de Jesús, el Hijo, a buscar la unidad. Así como San Arnoldo supo descubrir y actualizar el mensaje evangélico para su vida y para la realidad de su tiempo y de la realidad misionera en una búsqueda constante de la unidad, también los hombres y mujeres consagrados, en el Amor al Verbo Divino, a Jesús de Nazaret, y a los valores humanos y fraternos, sepan encarnar y vivir la práctica de la unidad en el amor y en la paz.

Renovemos este compromiso por la unidad en el amor y la justicia. Guiados por la Palabra de Dios, hagamos realidad el Evangelio en nuestra vida cotidiana.

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Fábio Pires, SVD

Fabio Pires es misionero del Verbo Divino. Nació en Cananéia, São Paulo. Hijo de André Pires y Elza Pires. Nombrado para la provincia BRC, se dedicó durante varios años al ministerio parroquial. Actualmente es estudiante del Programa de Post-Graduación en Teología – PUC- PR en el área bíblica.

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