Eucaristía y Espiritualidad de la Familia Arnoldina

Autor: Xavier Thirukudumbam, SVD
Tema: Eucaristía
Idioma: Inglés, Español
Una interpretación reflexiva de las intuiciones eucarísticas del Fundador

Introducción

Cuando hablamos de la espiritualidad de San Arnoldo Janssen, el enfoque se centra a menudo en los elementos más explícitos y prodigiosos, como la Santísima Trinidad, la Palabra de Dios, el Espíritu Santo, incluyendo sus piadosas devociones al Santísimo Sacramento, Sagrado Corazón, la Santísima Virgen María y nuestros santos patronos especiales, en términos de su significado para la vida religiosa, contemplativa-misionera y la misión de la familia carismática Arnoldina.  Tal vez se presume o se da por hecho la celebración comunitaria regular del sacramento de la Santa Eucaristía, que es un elemento fundamental y central de la espiritualidad de nuestro Fundador.

Este artículo es una interpretación reflexiva personal de las intuiciones de la visión y misión eucarística de Arnoldo, y su significado para nuestro contexto contemporáneo. Por lo tanto, el propósito y la perspectiva de este documento no son ofrecer un tratado teológico o buscar legitimación constitucional o proporcionar una justificación histórica a la comprensión del sacramento de la Eucaristía de Arnoldo, sino restablecer su centralidad en la misión y forma de vida de las congregaciones SVD-SSpS-SSpSAP. Es una persuasión interpretativa para los miembros ver la misión eucarística como el núcleo del legado misionero de Arnoldo.

Antes de entrar en el simbolismo del sacramento de la Eucaristía tal como fue concebido por Arnoldo, es importante entender lo que significa interpretar sus ideas eucarísticas. Un ejercicio de interpretación es una interacción semántica entre el símbolo y el contexto de la persona que trata de dar sentido al símbolo. En este proceso, lo que en última instancia importa es la importancia del mensaje del símbolo y su capacidad para evocar una respuesta transformadora. Cada entendimiento es una interpretación cuando conduce a la conversión del intérprete. En una conversación dialogal entre la cosmovisión del símbolo y la del intérprete, este último es capaz de entrar en la cosmovisión del símbolo y apropiarse de él.

Este artículo busca resaltar cómo la apropiación por parte del Fundador del evocador, vibrante y vivo «mundo» del símbolo del sacramento de la Eucaristía transformó su vida, y sigue transformando la vida y la misión de las tres congregaciones que fundó.

  1. El contexto contemporáneo: Una causa de preocupación

Ya nos enfrentamos a desafiantes realidades de comunidades eucarísticas encogidas, hundidas y extintas. Las iglesias vacías y los fieles envejecidos son realidades desalentadoras. ¡Incluso en las comunidades religiosas, las celebraciones eucarísticas no son vistas como un fenómeno regular! Añadiendo combustible al fuego, nos hemos metido en tiempos peligrosos e inciertos en los que los servicios regulares de la iglesia están restringidos y la participación física está prohibida. Las misas en línea y las participaciones virtuales siguen ampliando la distancia social. Mientras que los servicios litúrgicos obsoletos no se traducen en actos cautivadores para los jóvenes. La Iglesia que es firme en la conservación de algunas de sus gloriosas tradiciones resiente las prácticas creativas y teme perder su identidad. Los jóvenes misioneros religiosos que entran en este escenario, tanto hombres como mujeres, luchan por reconstruir su identidad y su papel para dar sentido a su vida y misión. Nuestras congregaciones no son excepciones a ella.

Un cambio bienvenido en el paradigma pastoral-misionero, impulsado por los tiempos y situaciones cambiantes, ha venido con su costo. Pasando del remitente al enviado y reconociendo las visiones pluralistas del mundo y la misión policéntrica, el sentido sacramental de la Iglesia ha asumido un entendimiento nuevo y progresista. El compromiso con los ministerios creativos y no convencionales, la constitución de comunidades humanas, el cuidado de nuestro hogar común a través de desarrollos sostenibles y la promoción de una eclesiología ecológica son algunos de los resultados alentadores del cambio.

Al mismo tiempo, estos cambios han sonado las campanas de alarma, amenazando con desalojar algunas de las prácticas piadosas tradicionales y comunitarias, devociones e incluso algunas celebraciones sacramentales. El enfoque ad extra «para asistencia» tiende a mantener algunas de las actividades comunitarias ad intra «fuera del alcance» de sus miembros «atrevidos». Este incremento de programas de asistencia tiende a ser una potencial amenaza para las congregaciones que se jactan de su carisma comunitario.

Desvincular la Eucaristía de algunas de las celebraciones regulares y significativas, o sustituirla por un servicio paralitúrgico, o reemplazarla por completo con celebraciones seculares se está convirtiendo rápidamente en una tendencia común. Varios jubileos, acontecimientos importantes, ceremonias de iniciación, inauguraciones, aniversarios, fiestas, ocasiones gozosas, logros de hitos, conmemoraciones, etc. que se celebraban tradicionalmente en el contexto de la santa Eucaristía se están secularizando cada vez más.

Revitalizar la relevancia de las celebraciones eucarísticas sacramentales y rejuvenecer las diversas prácticas devocionales relacionadas con la santa Eucaristía que marcaron los aspectos esenciales de la espiritualidad del Fundador y de la generación fundadora es una tarea difícil. Es una tarea indispensable porque el sacramento de la santa Eucaristía es el fundamento de la vida y la misión, no sólo de la familia Arnoldina, sino de toda la Iglesia.  ¿Qué se necesita para lograr esta onerosa tarea? Las prácticas devocionales piadosas pueden parecer poco atractivas. Pero detrás de estos ejercicios, hay profundas ideas que van más allá del presente, superando todos los contextos y culturas. Interpretar las ideas inherentes a las prácticas eucarísticas de nuestro Fundador es la intención de este artículo.

  1. Fundamentos de la Institución de la espiritualidad eucarística de Arnoldo

Antes de aventurarnos en los actos de identificación e interpretación de las intuiciones eucarísticas de Arnoldo, urge determinar cuidadosamente el trampolín de su espiritualidad. Su concepción y actitud hacia la Eucaristía reflejan tres factores significativos que posteriormente formaron las bases para su espiritualidad de la Eucaristía.

  1. 1. Entorno eucarístico

El joven Arnoldo se inspiró de su ambiente familiar una genuina religiosidad. Tuvo la suerte de heredar un ambiente rebosado de una envidiable tradición espiritual de numerosas prácticas devocionales y piadosas como la lectura regular y la reflexión en familia de la Palabra de Dios, las oraciones familiares, la participación frecuente y devocional en la santa Eucaristía, el vía Crucis etc. Las lecciones más impresionantes de la vida se aprenden en casa. Y para Arnoldo, eso iba a verificarse. Su madre, una mujer sencilla, trabajadora, piadosa, caritativa y excepcionalmente cariñosa, tuvo una enorme influencia en sus hijos, especialmente en Arnoldo.  Su participación en la Santa Misa cotidiana y a veces más de una vez los domingos y días de fiesta, pasando tiempo en devoción al Santísimo Sacramento, etc. tuvo un impacto especial y cualitativo en su vida y en la vida de la familia.[1] Arnoldo estaba convencido de que el legado espiritual de su familia biológica ayudaría a la familia global que eventualmente él reuniría.

  1. 2. Experiencia eucarística

Saborear la espiritualidad eucarística es una cosa, experimentar su profundo impacto en la vida de uno es otra. Las devociones eucarísticas de Arnoldo no eran prácticas rutinarias aisladas, sino una fuente inagotable de gracia, que marcaba su encontró con el Dios Trino. Vio la santa Eucaristía, que era tan central para su espiritualidad, como el trono de la Santísima Trinidad. A través de la celebración de la Eucaristía, no sólo experimentó una unión íntima con Dios, sino también una fuente constante de fuerza y transformación en su vida.[2] El gozo inefable y la devoción amorosa con la que celebraba la santa misa diaria causaron impresiones duraderas en los que lo rodeaban. Su vida cotidiana que iniciaba con la santa Eucaristía era marcada toda por el espíritu eucarístico. Saliendo de la mesa eucarística, era sereno, gentil, generoso y benevolente por lo que las personas a su alrededor aprovechaban este momento oportuno para obtener favores y permisos de él.[3]

  1. 3. Carisma eucarístico

Naturalmente, deseó que los miembros de las congregaciones que fundó también fortalecieran su vida de comunión y misión mediante el sacramento de la Eucaristía. Quiso que todos los miembros de las congregaciones que fundó hicieran de la   participación diaria en la Eucaristía un hábito espiritual. Él sabía por su experiencia personal que la Eucaristía es la fuente de fortaleza para cumplir la tarea misional y un sacramento de unión con los demás. Esperaba y alentaba tales hábitos a través de su vida personal ejemplar, observancias ordenadas, exhortaciones, escritos espirituales e incorporándolos a las constituciones y reglas de las tres congregaciones, porque creía que su fuerza, supervivencia, servicio y solidaridad dependerían de la vida sacramental en el Señor eucarístico.[4]

  1. Increíbles ideas inherentes a las Practicas Eucarísticas de Arnoldo

Sin duda, la participación regular en las celebraciones eucarísticas y otros ejercicios espirituales devocionales relacionados, con profunda reverencia y religiosidad, eleva el espíritu de uno y realza su intimidad afectiva con Dios. Pero eso sería una comprensión demasiado simplista de la espiritualidad eucarística de Arnoldo. Contiene ciertas ideas significativas que reflejan un legado profundo que trasciende estas observancias y prácticas. Haremos violencia a esos puntos de vista si no los interpretáramos de acuerdo con nuestro contexto y los integráramos en nuestra vida religiosa, contemplativa-misionera.

  1. 1. El Sacramento de la Eucaristía no es una institución sino un Evento

Una de las ideas más elocuentes en la comprensión de Arnoldo de la Eucaristía es que no es una institución, sino un acontecimiento. No es un momento limitado a la celebración del sacramento, sino a un movimiento que se extiende más allá de la devoción, de las experiencias y situaciones de la vida. Apartándose de la tradicional ritualización y «sacramentalización» de la Eucaristía, Arnoldo nos llama la atención sobre el efecto persistente y generalizado de la Eucaristía. La Eucaristía según la concepción de Arnoldo no termina con la celebración sacramental formal. De hecho, es sólo el principio. Hacer de cada día un «día eucarístico», y permitir que todos los días de la vida y las actividades sean impregnados por el espíritu eucarístico, equivale a liberar la Eucaristía de los límites del acto ritual y extenderla a la Eucaristía de la vida.[5]

Haciendo hincapié en los aspectos conmemorativos y sacrificiales de la misma, Arnoldo captura la mente y la mentalidad de Jesús manifestada en su vida y misión terrenas. Los evocadores actos de Jesús en su última cena con sus discípulos presagiando su sacrificio en la cruz, e incluyendo el lavado de los pies de los discípulos, con el mandato de «hacerlo en memoria de mí», son ejemplos que nos invitan a imitar su vida y mantener vivo su memoria.[6]

Deseó que sus discípulos mantuvieran vivos sus actos de sensibilidad hacia los marginados sociales, su servicio a los enfermos y a las personas que sufren, su atención a los marginados, su discernimiento y determinación para hacer la voluntad del Padre, su perdón ilimitado, su infinita misericordia, su confianza en la humanidad y su amor dado voluntariamente. El sacrificio conmemorativo que comienza en el altar debe seguir desarrollándose en los acontecimientos cotidianos de la vida de los discípulos. Así mismo, lo que Arnoldo experimentó en su vida personal, animó a sus seguidores también a hacerlo suyo. En otras palabras, los seguidores se encuentran con el mismo Jesús en forma de pan y vino en el altar eucarístico y en forma de carne y sangre en las personas con las que viven y a las que son enviados a servir en el altar del mundo.

  1. 2. El Sacramento de la Eucaristía es la Comunión de Comuniones

Tal vez la visión más sublime del Fundador es su concepción del sacramento de la santa Eucaristía como fundamento de la espiritualidad trinitaria, que legó a las tres congregaciones como el legado espiritual fundamental. Imaginando la Eucaristía como el trono del Dios Trino, Arnoldo idealizó una triple relación que culminan en la comunión de las comuniones.[7]

En primer lugar, está la comunión divina intrínseca del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el sacramento de la Santa Eucaristía. Es un acontecimiento del sacrificio de Jesús al Padre en el Espíritu. La experiencia indubitable de Arnoldo es que la Palabra Divina se une a la Santísima Trinidad en la santa Eucaristía. En una comprensión reflexiva de las palabras de consagración en la santa Eucaristía, el Fundador expresa su convicción de que el Espíritu Santo nos prepara el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo la dirección del Padre y del Hijo en la santa misa.[8]

En segundo lugar, a través de la gracia santificante de la Eucaristía, la Santísima Trinidad vive en y comparte con nosotros su vida divina. Según él, la función de la santa Eucaristía es de nutrir y sustentar la morada de las tres personas divinas en nosotros. Es por eso que él fue capaz de visionar la vida del Dios único y trino en nuestros corazones y en el corazón de todas las personas como la misión misma de sus seguidores.[9]

En tercer lugar, los que están unidos a través de la Eucaristía en la santa Trinidad, no pueden sino promover y ampliar esta unidad para que el Dios Trino viva en el corazón de todos. Fortalecidos por la unión vertical experimentada en la Eucaristía, los seguidores de Arnoldo se aventuran en su vida cotidiana a reflexionar y dar testimonio de esta unidad en la comunión ad intra, y proclamar y promover la comunión ad extra entre todos los hermanos y hermanas del mundo, convirtiendo así a la Eucaristía en el fundamento, fuente y sustento de la misión. Esta fue la visión que movió a Arnoldo Janssen a fundar tres congregaciones cuya misión es precisamente vivir y trabajar de tal manera que todos los pueblos sean llevados a la plenitud de la vida y compartan la comunión del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

  1. 3. El Sacramento de la Eucaristía es un sacramento de Comunión Ad Extra

Más que nunca, en la iglesia y entre las congregaciones y organizaciones religiosas, los conceptos de «colaboración» y «trabajo en red» están ganando terreno hoy en día. La escasez de personal y el agotamiento de los recursos, por un lado, la urgencia y complejidad de las cuestiones de la misión, por otra, han obligado a estas instituciones a pensar en esfuerzos inter-congregacionales e interorganizacionales, concertados y colaborativos para abordar esas cuestiones.

La proclamación del Evangelio, el establecimiento del Reino de Dios, la evangelización de las culturas, la conversión ecológica, el cuidado de nuestro hogar común, la promoción de los derechos humanos, la búsqueda de metas de desarrollo sostenible, etc. son emprendimientos misioneros que necesitan esfuerzos concertados. Al darse cuenta de esta necesidad, varias congregaciones religiosas con sus carismas y apostolados específicos han comenzado a unirse para aportar su experiencia y recursos para promover causas de preocupación común y fomentar proyectos de interés compartidos.

Arnoldo anticipó esta idea dos siglos antes, cuando fundó las tres congregaciones y las bendijo con la espiritualidad trinitaria fundada en la Eucaristía. Era muy consciente de que la misión es una empresa colaborativa.  En la visión de Arnoldo, la misión ad extra está inevitablemente conectado con la comunión ad intra.

En primer lugar, las dos coinciden entre sí. La misión ad extra que es hacer que el Dios Trino viva en todas las personas se logra mediante la realización de la doble unión de la comunión ad intra, es decir, la comunión con el Dios Trino experimentado en el sacramento de la Eucaristía, y la comunión entre los miembros de la comunidad, congregación, familia Arnoldina, socios laicos y la iglesia en general.

En segundo lugar, la comunión ad extra es el resultado del poderoso testimonio del anuncio de la comunión ad intra, y la comunión que promovemos construyendo comunidades. Las tres congregaciones, operando unidas por esta causa evangélica y en red con otras congregaciones religiosas, organizaciones, instituciones y organismos, es un signo visible de nuestra fidelidad a la visión de nuestro Fundador de hacer que el corazón de Jesús viva en el corazón de todas las personas. Él está ciertamente feliz de vernos ampliar su visión para asumir otra dimensión de organización y animación de las comunidades de socios laicos, cuya comunión y colaboración extienden el legado a otro nivel.

Los proyectos colaborativos de VIVAT International, Arnold Janssen Spirituality Network (AJSN) y otras hazañas que llevamos juntamente a cabo con diversas congregaciones y organizaciones son signos significativos de la comunión en expansión. Tales movimientos pueden tener un impacto contagioso y efectivos para hacer que el Dios Trino viva en el corazón de todos.

  1. 4. El sacramento de la Eucaristía es la visión de la Missio Dei

Su comprensión de la Eucaristía resume su visión misionera. Como sacrificio conmemorativo, la santa Eucaristía hace presente la memoria de la vida y el ministerio de Jesús con los marginados sociales, samaritanos, publicanos y pobres, rompiendo los límites y fronteras judías para proclamar el amor y la reconciliación de Dios al «mundo pagano». El memorial de la Eucaristía evoca la misión ad gentes de Jesús, es decir, su opción preferencial para los débiles, los últimos y los perdidos.

Obviamente, nuestro Fundador permitió que este aspecto conmemorativo de la Eucaristía moldeara su visión de la misión de frontera de proclamar la Palabra en las fronteras internacionales, interculturales e interreligiosas. El reto para nosotros hoy es ampliar esta misión eucarística y transformarla en una misión inter gentes, actualizándola en las nuevas situaciones de fronteras y cuestiones que están surgiendo de los enormes cambios que se están produciendo hoy en día, y las incertidumbres asociadas a tales acontecimientos.

En el complejo contexto contemporáneo, no podemos darnos el lujo de seguir con nuestros enfoques tradicionales. Adoptar propuestas creativas, menos convencionales, inter congregacionales, ecológicas, proféticas y dialógicas genera mejores respuestas. Por ejemplo, la eficacia de nuestros enfoques para la situación de frontera de la pandemia, especialmente llegar a los pobres, migrantes y desplazados, y atender sus diversas necesidades fue increíble. La respuesta de la gente, tanto como benefactores o beneficiarios, fue increíble. Pudimos movilizar recursos bien generosamente y la expresión de solidaridad fue excepcional. Las iglesias fueron cerradas, pero los servicios continuaron. ¡Sorprendentemente las donaciones, ofertas e intenciones de misas aumentaron comparativamente!

  1. 5. El sacramento de la Eucaristía es símbolo de amistad y Relaciones adecuadamente Ordenadas

Sabemos que el Reino de Dios es el tema central del ministerio público de Jesús, sus enseñanzas, prédicas, parábolas, milagros y sanación. Para él, el Reino de Dios consiste en restaurar la relación adecuadamente ordenada con Dios y entre y los unos con los otros. El sacramento de la Eucaristía, que es la anticipación del sacrificio de Jesús en la cruz, tiene su origen en su dramática compartir de la mesa con los pobres, pecadores y marginados sociales. Es una expresión extraordinaria de comunión que indica simbólicamente la naturaleza de la nueva comunidad que él preveía.[10]

Hace unos años, me encontré con un hermano religioso, que era un profesor visitante de nuestro filosofado en la India. Este hermano tenía una muy buena reputación en su congregación y ocupaba varios puestos significativos de liderazgo. También era conocido por sus actividades de desarrollo social en el sur de la India. Lo que me inquietaba de este hermano era su frecuente ausencia en la eucaristía cotidiana. ¿Será que no cree en la eficacia de la santa misa? Tuve la curiosidad por saber la razón, pero dudaba en preguntárselo, ya que eso equivaldría en entremeterme en su vida personal.

Sin embargo, ya que él enseñaba en una casa de formación, que estaba bajo mi cuidado, pensé que tenía la responsabilidad de enfrentar este comportamiento «escandaloso». Una mañana, tomé coraje y planteé el tema con él. No estaba preparado para un furor de enojo de él. Me gritó: «! Ustedes, sacerdotes, hacen política cuando celebran la misa. ¡Aprovechan su posición para minimizar y discriminarnos!» Me quedé sin recursos para contrarrestar sus argumentos. Tal vez había una cierta verdad en lo que dijo. Podría haber articulado emocionalmente los sentimientos de muchos religiosos que se sienten así.

La santa Eucaristía, que es un poderoso símbolo de amistad y comunión, es vista como una vía de resentimiento y división. El clericalismo, la inadecuada preparación para celebrar la santa Eucaristía, la prédica inapropiada de la Palabra, el abuso del púlpito par motivos inapropiados, etc. han hecho que la gente se sienta alienada, insegura, incómoda y fuera de lugar en la comunidad eucarística. El enfoque conservador y cúltico del símbolo viviente de la Eucaristía puede matar la vida y el espíritu mismos de la Eucaristía, tal como lo recelaba nuestro Fundador.

Nuestra misión ad gentes, con su opción preferencial para la gente de la periferia puede causar disensión y división involuntarias en la misma comunidad que intentamos construir. En nuestro trabajo misional, hemos pasado de un enfoque de la caridad a aquella de restaurar el derecho de los pueblos. Ahora nos hemos dado cuenta de que la mera restauración de los derechos no serve el propósito. De ahí empezamos a centrarnos en el medio ambiente saludable que sostendría la dignidad, la libertad y el derecho de los pueblos. Pero a menos que y hasta que nuestro enfoque no esté orientado en última instancia a promover la comunión armoniosa, no lograremos la comunión eucarística augurada por el Fundador.

  1. 6. La comunidad eucarística es una Comunión intercultural

Como ya hemos visto con mucha certeza de que para Arnoldo, las comunidades eucarísticas son comunidades misioneras en términos de su testimonio de los tres niveles de comunión, a saber, la comunidad que celebra la profunda manifestación de la comunión divina de la santísima Trinidad en la Eucaristía, la experiencia vivida y la ejemplarización de esa comunión en esas comunidades religiosas, y el compromiso constante de promover dicha comunión constituyendo comunidades humanas armoniosas. Pero ¿tenía él la intención de que las comunidades locales de las tres congregaciones religiosas que fundó fueran de natura intercultural?

Tiendo a estar de acuerdo con el P. Anthony Pernia, quien, interpretando la mente y el espíritu del Fundador, dice que la interculturalidad es un patrimonio que heredamos de nuestro Fundador.[11] Fieles al espíritu del Fundador, hemos adoptado la interculturalidad como nuestra marca distintiva y la hemos priorizado como el aspecto esencial de nuestra vida y misión. Hemos llegado a ser reconocidos y admirados por ser tan interculturales y por proclamar la misión intercultural.

Esta comunión intercultural que proclamamos extrae su inspiración y fuerza de la comunión eucarística. Gracias a nuestro Fundador, cuya visión de misión intercultural ganó para nosotros en la iglesia de hoy, relevancia, reconocimiento y aprecio. En una era marcada por crecientes tendencias divisivas e inquietantes de racismo, xenofobia, neo-nacionalismo, comunalismo, sistema de castas, etnocentrismo y tribalismo, nuestro anuncio de comunión ad intra tiene un carácter profético tremendo. Este anuncio denuncia estas tendencias y anuncia la misión intercultural ad extra dando testimonio y visibilidad al Reino de Dios.

Unificar a las personas, fomentar la comunión, construir puentes y promover la paz y la reconciliación son signos visibles del Reino de Dios. Nuestras comunidades pueden llegar a ser proféticas sólo cuando el diálogo ad intra se convierte en su dinámica diaria. Nuestra misión intercultural estará incompleta sin diálogo profético.  Están inextricablemente interconectados de forma que no podemos lograr uno sin el otro. Tenemos que estar constantemente atentos a que no sucumbamos a las tendencias poco cristianas antes mencionadas, cediendo a las tentaciones desde dentro o a las presiones desde fuera.[12]

En nuestra vida comunitaria, cuando hay conflictos personales, la tentación es dar un color cultural a nuestras diferencias de personalidad para obtener algunos beneficios. En tiempos de tensiones, la historia de la hegemonía cultural y el pasado colonial también pueden tender a apuntalarse. La transición de liderazgo se convierte en una experiencia dolorosa cuando la generación joven y emergente de liderazgo en las comunidades es percibida como una amenaza a las formas tradicionales de hacer misión.  Renunciar al control sobre los recursos ganados con esfuerzo de la comunidad se convierte en una lucha. Cuando se niegan o no se cumplen los intereses y deseos personales de uno, uno tiende a interpretar ciertas excepciones individuales genuinas o el acceso a ciertos privilegios personales en la comunidad como discriminatorios o actos de parcialidad.

La falta de tolerancia hacia las debilidades de los demás y la intimidación por las diferencias personales genuinas pueden obstaculizar la demostración de preocupación y aprecio mutuos en la comunidad. Tales ocasiones pueden representar amenazas potenciales a la paz o fomentar conflictos y discordia en la comunidad. Los métodos y mecanismos para abordar con prontitud tales eventualidades y proporcionar vías para la mejora habitual de la competencia intercultural de los miembros deben formar parte de la dinámica comunitaria regular.

Conclusión

A la luz de la situación contemporánea, cuando la sociedad humana es fragmentada por diversas fuerzas por motivos nefastos, ¿qué puede ser más relevante que la tarea de promover la misión intercultural presente en la espiritualidad del sacramento de la Eucaristía? Este es el legado que debe hacer que todos los miembros de la familia de Arnoldo sean orgullosos y celosos como religiosos contemplativos y misioneros. Al tratar de interpretar las intuiciones del Fundador sobre el símbolo del sacramento de la Eucaristía, pretendí transmitir un mensaje de que necesitamos reavivar el significado del sacramento de la Eucaristía para la familia Arnoldina, porque la Eucaristía es la fuente de nuestra espiritualidad y carisma, nos sostiene y nos motiva a trabajar por la comunión global.

[1] Franziska Carolina Rehbein, Gripped by the Mystery: Arnold Janssen – Man of Prayer (Steyler Verlag, 2014), pp.19-22.

[2]  “The Eucharist and Our Mission,” Following the Word 7 (December-1996), p. 18.

[3] Fritz Bornemann (ed) Remembering Arnold Janssen: A Book of Reminiscences, Analecta SVD-42 (Rome: 1978), pp. 321-324.

[4] Ibid., p. 100.

[5] Peter McHugh, The Spirituality of Our Society: A Theological Appreciation (Manila: 1975), pp. 118-125.

[6] Lc 22:19-20; Jn 6:54-57; 13:1-17; 1Cor 11:23-26.

[7] Paul La Forge, Divine Word Spirituality: An Ascent Through the Human Word (Indore: Satprakashan Sanchar Kendra 2005), pp. 28-29.

[8]Peter McHugh, La espiritualidad de nuestra sociedad,pág. 118.

[9] Ibid., pp. 126-136.

[10] “The Eucharist and Our Mission,” p.28

[11] Antonio M. Pernia, “Interculturality in the SVD,” Arnoldus Nota (June-July 2012), p. 1.

[12]In Dialogue with the Word, 30 (Rome: 2012), p. 25. 

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Xavier Thirukudumbam SVD
Xavier Thirukudumbam SVD

El p. Xavier Thirukudumbam nació en 1958 en Sithurvadi, Tamil Nadu, India. Ingresó en la SVD en 1980 y fue ordenado sacerdote en 1987. De 1987 a 1989 trabajó en una parroquia, de 1989 a 1991 como Formador y Profesor en Bhopal. Después de estudiar su maestría en Filosofía en 1993, trabajó de 1994 a 1996 como Decano en Bhopal. De 1996 a 2000 realizó sus estudios de doctorado en la Universidad Católica de América, Washington D.C .. De 2000 a 2002 volvió a trabajar como Decano en Bhopal, de 2002 a 2008 como Rector y Profesor. De 2008 a 2014 fue Secretario Nacional de Formación y Consejero Provincial. En 2014 fue elegido Superior Provincial. En 2018 fue elegido Consejero General.

2 respuestas

  1. Dear Xavier,
    The above article is well written, reflective and in our context of online Masses during the pandemic. We need to move from ritual daily celebration to creative life giving moments of fellowship and communion. Our Founder lived the grace of the Eucharist during the rest day. Congratulations.
    Fr.Gregory Arockiam.

  2. The Eucharist is the very source and the summit of Christian identity. Genuine faith in the real presence of Christ in the tabernacle and incessant prayer. According to my opinion everything else arises as a resullt.Thanks for the very interesting article.

    Mrs. Isabella Gargiulo Pandimiglio

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