Las fases de la luna van y vienen; pero la luna permanece. Lo mismo ocurre con el Espíritu: Viene y se queda.

El Espíritu viene y ayuda a construir la misión. El Espíritu permanece en el corazón de las personas cuando la misión se considera cumplida y la misionera puede ir a las fronteras, donde el Espíritu sigue enviándola. Pero la mayor alegría del misionero al entregar la misión es escuchar de los laicos: “¡El Espíritu sigue vivo!”. Somos el legado que vivirá la Verdad en el Amor. (Ef 4:15)

Sí, es indudable que hay tristeza y dolor cuando una institución centenaria y apreciada cierra sus puertas. Sin embargo, existe la marcada entrega a la suave fuerza del Espíritu, que vuelve a asegurar: “Yo pediré al Padre, y os dará otro Consolador y Ayudante que estará con ustedes para siempre, el Espíritu de la Verdad… Este Espíritu lo conocen, porque permanece con ustedes y estará en ustedes. -Juan 14:16-17

Ahora, en el último año de funcionamiento de nuestra escuela y haciendo frente a la pandemia, sólo podíamos ser sostenidos por la presencia permanente del Espíritu.

No hay otro camino que fluir con el movimiento del Espíritu. Y esto me lleva a recordar con gratitud los años fundacionales de nuestra Congregación. Entonces, nuestras Hermanas pioneras tuvieron que luchar con innumerables desafíos. Sin embargo, se mantuvieron centradas en la misión y en el Señor de la misión. La alegría del Espíritu les ayudó a hacer lo que habían sido enviadas a hacer. Y cuando las cosas no salieron como estaban planeadas, las palabras de San Arnoldo fueron inspiradoras: “No lo querremos si Dios no lo quiere”.

Siguiendo adelante, llevamos en el corazón la alegría de la misión cumplida: los graduados que se han distinguido en todos los campos del quehacer humano, que siguen marcando la diferencia en el mundo en que viven y que proclaman en sus vidas: “¡El Espíritu sigue vivo!”

Dios ha derramado el Espíritu sobre todos. Él elige a quien elige. Nosotros, podemos preguntarnos: ¿Somos hoy servidoras del Espíritu en la misión?

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Eden Panganiban, SSpS, es de Filipinas (PHN) y vive en Manila. Ha estado en posiciones de liderazgo desde 1989, incluyendo dos períodos en el liderazgo de la Congregación en Roma (1996-2008) y como provincial de la Provincia de Filipinas-Norte (2010-2016). Antigua presidenta del Colegio del Espíritu Santo de Manila, ayuda actualmente a la comunidad escolar a pasar de la gestión activa de un colegio de 114 años a ser un apoyo a la gestión laica.