Colaboración entre los Misioneros del Verbo Divino y las Religiosas Siervas del Espíritu Santo

Autor: Heinz Kulüke, SVD y el Equipo de Liderazgo
Tema: SVD, SSpS colaboración
Idioma: Inglés, Español
Editorial: Arnoldus Nota, Mayo
Año: 2014

Las Misioneras Siervas del Espíritu Santo al celebrar, en Steyl, su XIV Capítulo General, que se realizó del 27 de abril al 31 de mayo han elegido por tema del Capitulo “Con la Fuerza del Espíritu Santo, compartimos Buenas Nuevas entre los pueblos” y como enfoque “La misión de Jesús, nuestra misión”. Nos hemos propuesto, como congregaciones fundadas por Arnoldo Janssen, una colaboración mutua en la misión de hacer presente el Reino de Dios en el mundo. La siguiente es una reflexión sobre lo que podemos hacer juntos para continuar la misión de Jesús en el mundo de hoy.

Arnoldo Janssen tenía un propósito, una meta y una visión al fundar las dos congregaciones femeninas, cada una con características muy distintas. En 1889, Arnoldo Janssen, junto a las cofundadoras Maria Helena Stollenwerk (1852-1900) y Hendrina Stenmanns, llamada Madre Josepha (1852-1903), fundó la Congregación de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo en Steyl. Esta congregación es ahora un grupo internacional de mujeres, con alrededor de 3.156 miembros, trabajando en 51 países alrededor del mundo.

Las mismas raíces espirituales nos unen

Cuando reflexionamos sobre lo que podemos hacer juntos las tres congregaciones para continuar la misión de Jesús hoy en día, nos damos cuenta que tenemos las mismas raíces espirituales y la misma misión. Puede ser que no tengamos claridad, y que no esté bien definido el modo de efectuar una colaboración mutua, pero en la práctica, y en lugares determinados, ya estamos llevando a cabo en común algunos intercambios, planificaciones y puesta en práctica de algunos proyectos.

Nos hemos propuesto, como congregaciones fundadas por Arnoldo Janssen, una colaboración mutua en la misión de hacer presente el Reino de Dios en el mundo. Arnoldo fue un hombre apasionado en este aspecto y, por lo tanto, nos ayudamos los unos a los otros y damos un testimonio genuino y fructífero de nuestra vocación misionera. Con los años, cada congregación creció autónomamente, y con la guía del Espíritu Santo, cada una funciona independientemente. Sin embargo, nuestras raíces nos unen, y nuestro Fundador Arnoldo nos conecta con nuestras dos congregaciones hermanas.

Una colaboración visible

Debido al carisma y a la espiritualidad de nuestro Fundador Arnoldo, y a nuestros lazos comunes que nos vinculan, nuestras congregaciones tratan “de trabajar en estrecha colaboración” la una con la otra teniendo como objetivo común la misión (Const. SVD, 311 y Const. SSpS, 313). Las constituciones de las Siervas del Espíritu Santo afirman que “donde sea posible, trabajamos con los miembros de la Congregación del Verbo Divino, debido a que nuestro Fundador deseó que ambas congregaciones compartieran en el mismo mandato misionero” (Const.107.2). Por otro lado, las constituciones de la Congregación del Verbo Divino afirman que “en razón de los lazos comunes que nos vinculan, trataremos de trabajar en estrecha colaboración con las Misioneras Siervas del Espíritu Santo y las Hermanas Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua que tienen el mismo Padre y Fundador que nosotros (Const. 311). A través de los años, hemos hecho el esfuerzo de trabajar juntos en algunas áreas de nuestra misión común.

El Centro de Espiritualidad Arnoldo Janssen en Steyl, así como en otras Provincias, trabaja en la difusión de la espiritualidad de Arnoldo y la generación fundadora. De esto modo, cohermanos Verbitas y Hermanas de las Siervas del Espíritu Santo trabajan juntos para llevar los tesoros de nuestro legado a las comunidades locales y así, cada uno de nosotros, y nuestra misión, se fortalece y se dinamiza a través de esta fuente espiritual. VIVAT International es otra plataforma en la que trabajamos estrechamente para promover la paz y la justicia y para tener un impacto en el ámbito secular internacional, en la promoción de la justicia en situaciones locales. Esto se lleva a cabo tanto a nivel administrativo de los superiores como en el trabajo de base en diferentes partes del mundo.

Probablemente, la comunidad en La Haya (Holanda) sea el único lugar donde cohermanos Verbitas y Hermanas de las Siervas del Espíritu Santo “viven juntos” bajo el mismo techo como “una familia religiosa”. Sin duda, es edificante verlos orar, comer y trabajar juntos. Hay muchos lugares del mundo donde hay una estrecha colaboración entre las dos congregaciones en varios niveles: proyectos sociales, trabajos pastorales, educación, pastoral bíblica, etc. En San Gabriel, Viena, las Siervas del Espíritu Santo viven en nuestra comunidad y cuidan a nuestros cohermanos mayores. Hay una buena colaboración también en el proyecto MaZ (por su sigla en alemán: Misioneros Temporales Laicos). Es un proyecto que envía misioneros de Europa a otros continentes.

Las comunidades del Generalato de ambas Congregaciones nos muestran cómo fortalecer nuestros lazos espirituales. El año pasado, los miembros de ambos Consejo Generales tuvieron su retiro anual juntos en Nemi. Otra actividad que llevan a cabo en común es el compartir regular de la Biblia. Dos veces al año, los dos Consejos se reúnen también para compartir y planificar algunas actividades comunes de las dos Congregaciones. Hay muchos lugares donde miembros de ambas Congregaciones tienen actividades en común como el viacrucis, días de reflexión, el retiro espiritual, la celebración de la fiesta de San Arnoldo Janssen, etc. En el Capítulo General  2014 de las Siervas del Espíritu Santo, dos de nuestros cohermanos participaron por primera vez de tiempo completo en el Capítulo. Lo hicieron en condición de observadores y representantes de nuestra Congregación. El Superior General, P. Heinz Kulüke, ha dado varias conferencias a las capitulares.

Misión colectiva y colaborativa

Debido a que nuestras Constituciones señalan que debemos intentar el trabajo en estrecha colaboración, podríamos esforzarnos, donde sea posible y viable, para trabajar en una misión común. Juntos podríamos elaborar proyectos, planes de acción, tomar decisiones en común. La misión será más fructífera si ponemos en práctica todo esto. Esto podría ser también un signo de una comunidad de vida para la gente. Una comunidad que da testimonio de cómo hombres y mujeres de la vida religiosa en la Iglesia llevan a cabo sus esfuerzos de misión con pasión y celo. Esto lo vemos claramente en los programas de ayuda a las minorías en La Haya, Holanda, en los que cohermanos Verbitas y Hermanas Siervas del Espíritu Santo trabajan juntos para poner en práctica su visión común. Este esfuerzo común en la misión debe ser fomentado y necesita ser promovido como un valor y un testimonio a la gente. Los equipos de liderazgo de ambas Congregaciones tienen un gran papel en la identificación de las áreas donde podemos trabajar juntos en la misión para lograr una colaboración más eficaz.

Orando en comunidad los unos por los otros

La oración es el latido del corazón de nuestra vida religiosa, y tenemos el deber de orar los unos por los otros. El esfuerzo de orar por nuestras Hermanas Siervas del Espíritu Santo y su misión es como el deber que existe en una familia de apoyarse los unos a los otros. Arnoldo envió una nota a las primeras Hermanas en los Estados Unidos en 1901 diciendo, “¡Deseo que siempre sean hijas fieles de la Congregación de las Siervas del Espíritu Santo! Que Dios, el Espíritu Santo, bendiga en su amor a quienes ha elegido como las pioneras de la propagación y la transmisión de la Congregación en América del Norte”. Por lo tanto siempre las bendijo y oró por su bienestar y progreso.

El Papa Francisco dice que todo cristiano debe darse cuenta de que “Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar” (EG 273). En la complejidad de este mundo, el apoyo y la colaboración mutua parece ser la única opción para vivir plenamente nuestra vocación y para llevar eficazmente la bendición de Dios a la gente. Saber qué es lo que queremos lograr determinará cómo necesitamos cooperar, coordinar o colaborar. Por lo tanto, no se trata de vivir juntos como congregaciones religiosas en un mismo lugar sino más bien de saber por qué existen nuestras comunidades y saber lo que queremos lograr juntos. Esto puede allanar el camino para el crecimiento mutuo.

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