Queridos amigos,

Me complace presentar el tema sobre la «formación de los socios laicos SVD». De hecho, es placer para mi ver los diversos grupos de socios laicos que han surgido en los últimos años y su participación activa en las actividades misioneras – grupos dinámicos y animados en todo el mundo.

Sólo ser católico no es suficiente; uno necesita tener alguna preparación para ser un socio laico. Ser consciente de la riqueza de los socios laicos es útil, pero ser miembro es más todavía. El deseo de ser un socio laico SVD es bueno, pero no es suficiente; ser parte de un grupo laico en su Provincia / Región / Misión es maravilloso, pero no es apreciar la plenitud; unirse a otros en oración es genial, pero se podría hacer más. ¿Qué más se puede hacer? Es la formación. La formación de los socios laicos nos ayuda a entender por qué soy un socio laico SVD y por qué me involucro con el carisma de la Familia Arnoldus. La formación da una base para ser un socio laico.

La formación es el proceso de reflexionar sobre las experiencias que invitan y desafían a uno a continuar el proceso hacia convertirse en miembro de la Familia Arnoldus. El Espíritu permite a uno ver este viaje formativo como un diálogo con Dios y con San Arnoldo Janssen. La sensibilidad a las experiencias continuas del viaje de peregrino contribuye a la comprensión del contexto humano actual y a reconocer la acción del Espíritu en el mundo.

La formación es para la misión, es transformadora, es para el individuo y también para fortalecer al grupo o la comunidad; profundiza nuestra fe, el conocimiento de la Biblia y, lo que es más importante, nos lleva a apreciar la espiritualidad y los carismas de la Familia Arnoldus. La formación nos ayuda a estar unidos a Cristo, la Congregación del Verbo Divino y la Iglesia, y a responder a las necesidades locales y globales.

La formación es integradora. Por lo tanto, abarca la formación espiritual, doctrinal y humana; la conciencia social, los valores cristianos y las habilidades necesarias para las actividades apostólicas de los fieles laicos.

Por lo tanto, primero hay que promover a los socios laicos y luego tomar las medidas necesarias para tener programas de formación sistemáticamente organizados con las características mencionadas. La pertenencia a un grupo da fuerza, vitalidad y energía. Además de tener clases formales, seminarios y talleres, las experiencias de inmersión en las actividades misionales, la reflexión y el intercambio de estas experiencias son útiles.

Compartir la Palabra de Dios o compartir la fe con los miembros del grupo, tener sesiones de oración y celebraciones eucarísticas son importantes. Los aspectos significativos de la formación incluyen: preparar un manual de formación, fijar un período para la formación inicial, establecer reglas para la membresía, organizar actividades apostólicas y perseverar con la formación permanente.

Crear una sinergia entre los miembros y los cohermanos SVD. Construir relaciones entre socios laicos y los cohermanos. Ciertamente, uno apreciará la asombrosa obra del Espíritu en este esfuerzo. Algunos grupos ya han iniciado los programas de formación. Les invito a que todos nosotros promovamos la formación de socios laicos.